CRÍTICADEMUSICA
Raphael. ¡Mítico!
Raphael saludando al público en un momento del concierto de ayer.
Así para empezar fuerte y por todo lo alto, el regreso a nuestra ciudad, diez años después, de Raphael, una de las personalidades en activo más importantes de la música hispánica quien, desde hace más de seis décadas y de forma ininterrumpida e indiscutida, viene ocupando uno de los puestos preeminentes en el escalafón del género melódico. Acompañado de una banda imponente de diez músicos y un trío de apoyo vocal, el cantante jienense saltó al ruedo vestido de su negro azabache habitual y obsequió a la concurrencia, entregada desde el minuto cero, con una selección de más de treinta canciones y dos horas generosas de espectáculo que no dejaron a nadie indiferente. Al principio, lo reconocemos, sufrimos por su voz que parecía renqueante, aunque fue un espejismo auditivo, pues en cuanto calentó la garganta, en la tercera o cuarta canción, salió a relucir ese artistazo sin parangón y de bien ganada fama y éxito.
Si que es verdad, con un bagaje discográfico como el suyo, tan imponente y de más de cincuenta álbumes en la mochila, que el espectador no va a hallar su repertorio a medida, quedando siempre en el tintero alguna preferida personal. Pero si decimos que entre los temas que pudieron escucharse en Lleida estaban clásicos suyos de Manuel Alejandro o populares latinos, como Digan lo que digan, Mi gran noche, Estuve enamorado, Llorona, Hablemos del amor, Ave María, Cuando tú no estás o todo ese repertorio que el compositor jerezano creó para Rocío Jurado y que Raphael “heredó” tras la desaparición de la diva coplera, a saber, En carne viva, Como yo te amo o Estar enamorado es, entre varias más, concluiremos que la sesión fue espléndida desde todos los puntos de vista y los 79 años de Raphael en cuanto a su estado de salud artístico, también estuvieron a la altura. ¡Mítico!
