COLABORACIÓN
Escuchar, de verdad
Gracias, Ángel. Gracias, Rosa. Gracias, Jordi.
Gracias, Sergio. Gracias, Manel. Gracias a tantos vecinos anónimos de la calle Alfred Perenya y alrededores que el jueves disteis un paso al frente y decidisteis escribir una carta al director de un periódico para denunciar la dantesca situación que vivís –perdón, que sufrís– por culpa de la okupación del edificio número 92 de Alfred Perenya.
O de las okupaciones de Pi i Margall, las que padecen los vecinos de la Bordeta, de Cappont, del Centro Histórico, de la Mariola, de Pardinyes.. De todos los barrios de nuestra ciudad. Y gracias por vuestra valentía por reuniros con nosotros justo delante de ese bloque, ante las miradas y gestos desafiantes de los okupas, violentos, como nos contasteis.
Agresivos, conflictivos, amenazantes ante vuestra integridad no solo física, sino emocional. Porque nosotros estuvimos una hora, pero vosotros, como bien nos dijisteis, os quedáis allí y ellos se quedan con vuestra cara. Y lo vimos.
Vimos cómo os miraban. Daba miedo. Pero no quiero hablar solo de okupaciones, quiero hablar de cómo los vecinos tenéis que hacerlo para comunicaros con los representantes públicos.
En época de mensajería instantánea con los móviles, de redes sociales, de correos electrónicos, recurristeis a una carta al director, al encontraros desamparados por la administración. Podéis estar seguros de que en nuestro grupo estamos muy pendientes de todas las demandas de los vecinos, ya sean hechas en las redes cómo en los periódicos, y, desde el momento en que os leemos, desde el momento en que os escuchamos, os convertís en una prioridad para nosotros. Lo pueden confirmar los vecinos de cualquier barrio, ya que en cualquier momento hemos estado a su disposición, sea en año preelectoral o no.