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Molestando, que es gerundio

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Siempre he sido una persona que ha dicho lo que quiere. Desde la libertad y con respeto. Antes de entrar en política, estando en política y el día que abandone la política y vuelva al sector privado del que vengo, lo seguiré diciendo.

No me metí en política para ser comparsa, ni para mirar hacia otro lado cuando veo lo que no está bien, ni para callar cuando hay personas que lo pasan mal mientras otros se aprovechan y no se ocupan de los problemas reales de la gente. Por eso estoy en esta formación, en un partido que molesta, en Ciutadans. Y cuando considero que alguien es indigno de su cargo, porque no representa lo que los ciudadanos esperan de él, o lo que esperan de mí quienes me votaron para estar donde estoy, entonces no me quedo callada y lo digo.

Daría para muchas líneas, pero hoy escribo estas para reprochar lo que está haciendo el presidente del Gobierno y su comparsa con la pretendida derogación del delito de sedición y la modificación del delito de malversación. La verdadera esencia de esta cacicada es mantenerse un poco más en su sillón, aprobar los presupuestos y contentar a una parte privilegiada de catalanes. Es una absoluta vergüenza.

Aquí, los políticos estamos para cambiar las cosas, para que lo público funcione, y no para sacar un beneficio privado y favores partidistas desde las esferas del poder. Lo que está ocurriendo en este país es de una gravedad extrema. Se pretende reventar el estado de derecho y dinamitar los más elementales cimientos de nuestra democracia.

Se pretende, por la puerta de atrás, y esquivando el recorrido habitual, saltarse la cola para conseguir privilegios para unos pocos. Me parece una tomadura de pelo tan grande a la ciudadanía, que eso hay que decirlo, y cambiarlo. ¿Acaso no tenemos problemas más graves en este país que priorizar en vez de perder el tiempo –y las energías– para contentar a unos cuantos nacionalistas? A mí me preocupa lo que importa a los ciudadanos corrientes, las subidas de las cotizaciones, la tasa de paro galopante, que seamos el país con mayor tasa de paro juvenil de Europa, que la deuda pública esté disparada, una deuda que van a tener que pagar nuestros hijos y nuestros nietos.

¡Vaya herencia! Me preocupa que los empresarios lo tengan mucho más difícil para contratar a alguien. Me preocupa que haya tanta gente dependiente de un ingreso mínimo del Estado. Me preocupa que el legislativo no haga nada para combatir las okupaciones y para proteger más eficazmente la propiedad privada.

Me preocupa que los delincuentes entren por una puerta y salgan por otra con absoluta impunidad. Yo no he entrado en política para ver cómo se reparten sillones y privilegios mientras la gente lo está pasando realmente mal, mientras la gente ha de decidir entre llenar la nevera o poner la calefacción, mientras negocios y empresas bajan la persiana para no volver a subirla. Eso es lo que está pasando en la calle, en el día a día, mientras unos pocos “oprimidos”, los políticos separatistas, que son los que más cobran de todo el Estado, pueden llevar una vida perfectamente cómoda, sin ningún tipo de problemas.

Seamos sensatos, el currante, el que madruga cada mañana para mantener a su familia, el que tiene miedo a perder su trabajo, el que no puede llevar a sus hijos a un colegio para que estudie en castellano, a esa gente no le solucionará la vida la derogación del delito de sedición ni la modificación del delito de malversación. Hoy, esto; mañana, amnistía y referéndum. Soy de la opinión que hay que recuperar competencias.

Recuperar el papel del Estado, desaparecido de Cataluña. No somos los únicos que queremos un país en el que todos nos sintamos iguales y tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades. Y que no tenga más privilegios un ciudadano por vivir en un lugar o en otro.

Lo que representa Ciudadanos no lo representa ningún partido político en España. Primero, por la defensa de las ideas libres y liberales. Segundo, porque proponemos las reformas necesarias y grandes consensos de Estado en temas capitales, como la sanidad y la educación.

Somos conscientes de que molestamos, y mucho, pero seguiremos molestando porque estamos hartos de los que llevan 40 años repartiéndose el país y privilegiando a unos pocos, pasando –que también es gerundio– del interés general.

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