Machismo, condenas, consensos y titulares

EL pasado día 31 tuve el honor de protagonizar el privado y el semáforo de este medio, el SEGRE. En ellos, señalaban de forma negativa mi posición contraria a la moción que sí firmaron todos los demás grupos. En ese privado se usan las típicas expresiones como lacra social o terrorismo doméstico, para finalizar diciendo que “son ganas de desmarcarse del resto de formaciones políticas, porque en el texto no había ni una sola palabra que no fuera rigurosamente cierta y aplaudible”.

Pues eso es precisamente el motivo de mis discrepancias. Para que fuese declaración institucional (asumida por todos) yo solicité que se quitaran unas frases entre las que destaco una: Las violencias machistas son la forma más devastadora de la cultura de dominio, del abuso y el control que los hombres ejercen sobre las mujeres. Por supuesto ni se me respondió y el mismo día del pleno me avisaron que esto se reconvertía en moción.Discrepo absolutamente de esta afirmación.

Creo que ni es rigurosamente cierta, ni es aplaudible. Si estuviera de acuerdo, estaría asumiendo que todos los periodistas masculinos de este medio son unos violentos machistas, abusadores y controladores hacia las mujeres. Y no lo asumo.

Yo no me sumo a un consenso que se niega a analizar las causas de la violencia, el maltrato, las agresiones sexuales y los asesinatos y se limita a hacer algo tan pueril como achacarlo a que es algo estructural o innato de todos los hombres. Les invito a un ejercicio sencillo: cambien ese hombres genérico e inserten un judíos, o un negros o cualquier otra. Suena horrible, ¿verdad?En el protocolo de duelo del Ayuntamiento se debería recoger una declaración de condena frente al horror de estos asesinatos.

Pero no. Se impregna de ideología de género y, si no la asumes, entonces se vuelve a la banalidad de decir que estás en contra del consenso frente a la violencia hacia las mujeres. Nada es tan sencillo.

Y nada se explica a base de un titular o de un tuit. Los hechos, desgraciadamente, son los que son. Las cifras se disparan.

Las soluciones se muestran erróneas. Se legisla sin tener en cuenta las consecuencias y lo que es peor, no se rectifica y no se asumen los errores. La infausta ley del Sí es Sí es un ejemplo más.

Los sindicatos policiales advierten que se destina más dinero a la propaganda que a dotar de efectivos y recursos a las unidades especializadas. No se analizan las causas, los datos, las estadísticas sin sesgo ideológico y en algunos casos, como en el de los infanticidios a manos de los padres, se falsean omitiendo los perpetrados por las madres.Es imposible tomar medidas eficaces si no se hace un análisis racional y adecuado. Y por eso las cifras son las que son.

Por un falso consenso. Por cobardía moral. Porque lo que acabo de exponer en estas líneas lo piensan más concejales de este Ayuntamiento.

Pero estamparon sus firmas en el documento porque tienen miedo al dedo inquisidor, que señala a quien dice que el emperador está desnudo en lugar de señalar al emperador. Yo no tengo ese miedo. Pero sí hay algo que me aterra: y es que mientras perdemos el tiempo con falsos consensos y con postureos, las cifras de violencia y asesinatos se disparan.

Y eso es porque no se está actuando de forma correcta, aunque no guste oírlo.