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Malos tiempos para los barrios de Lleida

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Amanece 2023 y en Lleida seguiremos sin los viales que han de conectar con el centro los barrios de Magraners, la Bordeta y Cappont. Gracias a la dejadez del anterior gobierno socialista y gracias a los obstáculos del actual gobierno independentista, en Lleida estamos como hace 10 años. Si quieren que les diga la verdad, produce indignación y vergüenza que los políticos profesionales –y digo profesionales porque han hecho de la política su profesión, nada más– se muevan más por intereses espurios que por los intereses de la ciudadanía.

Una vergüenza que provoca hasta sonrojo cuando veo que los socialistas, el 25 de noviembre de 2022, daban carta blanca a la aprobación inicial del presupuesto general del ayuntamiento de Lleida y el 30 de diciembre (solo 35 días después) votan a favor de enmendar esos mismos presupuestos que validaron. Ver para creer. Tanta tomadura de pelo no se entiende, o bueno, sí, sí se entiende.

Es año de elecciones municipales. Nuestra formación, Ciutadans, votó en contra de los presupuestos separatistas. Y votamos abstención en la enmienda presentada por la mercantil Promenade Lleida SL, que pedía incluir una partida destinada a la ejecución del desdoblamiento y prolongación del vial de Víctor Torres y la prolongación de la calle Francesc Bordalba hasta la calle Almería.

Esa abstención fue por una cuestión de responsabilidad, por rigor y por seriedad. La responsabilidad de ser representante de todos los ciudadanos y porque la ciudad y sus habitantes nos importan más que el cortoplacismo del rédito político facilón e inmediato. Responsabilidad, rigor y seriedad que se echan de menos en los concejales que votaron sí y en los que votaron no a la reclamación.

Resulta que como una servidora es jurista de profesión, pues tiene la mala costumbre de repasar los antecedentes del asunto en cuestión, los convenios firmados en anteriores legislaturas, los informes preceptivos y las normas que le son de aplicación. Pues en este caso hay un convenio de gestión urbanística del año 2018 y cuyas obligaciones vinculan al ayuntamiento para la ejecución del desdoblamiento del vial de Víctor Torres y la modificación de la ordenación urbanística del sector SUR 42, Torre Salses, sí, pero cumpliéndose una serie de requisitos, porque hay letra pequeña. Y ya sabemos que la letra pequeña muchas veces se pasa por alto o no se lee con atención, pero es esencial prestarle la debida cautela, sobre todo a la hora de dirimir las responsabilidades asociadas a un acuerdo o convenio.

A falta de más información para ventilar en un sentido o en otro el asunto, nos abstuvimos en la reclamación porque, a día de hoy, las obligaciones procedentes del convenio, y que van más allá de construir los viales, no son exigibles porque falta el título legítimo que determine la precisa obligación, como sería una sentencia judicial. Resulta, pues, que estando como está el asunto judicializado, con los partidos de siempre jugando a la teatralización y al titular facilón, anteponiendo su ideología a lo que los ciudadanos demandan, la serie por capítulos del culebrón de Torre Salses no está ni mucho menos solucionada. Y lo peor de todo, lo lamentable, es que los que ansían el poder a toda costa están dejando tirados a los vecinos detrás de un titular, como han hecho siempre.

Les voy a poner tres ejemplos: la pista polideportiva de la Bordeta sigue sin estar cubierta después de ¿cuántos años?; la revitalización de los Campos Elíseos con la biblioteca de Cappont, ni está ni se la espera; los servicios y la comunicación con el barrio de Magraners siguen en la lista de eterna espera. Lamentablemente, corren malos tiempos para los barrios de Lleida, que no verán en esta generación las conexiones con el centro de la ciudad terminadas y, mientras, los leridanos siguen peregrinando a Zaragoza o Barcelona porque en esta capital somos incapaces de ofrecer lo que las personas piden: lugares de ocio familiar, cines, espacios lúdicos fuera del centro, oferta comercial variada, accesos y conexiones óptimas. Seguimos siendo el barrio del centro oeste de Barcelona, seguimos poniendo palos en las ruedas al desarrollo de la ciudad, seguimos rechazando inversiones, emprendimiento, turismo, atracción económica y ya lideramos la mayor caída de trabajadores autónomos de toda Cataluña, habiendo perdido en nuestra provincia más de 600 emprendedores durante el 2022.

No me parece a mí que corran tiempos muy halagüeños para seguir poniéndose de espaldas a la realidad, a la ciudad, a los vecinos, a las oportunidades. Solo espero que los leridanos tengan bien claro a quién han prestado, prestan o prestarán su confianza en unos meses. Porque se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

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