De la Seu Vella de Lleida a la Vía Láctea

Todo el mundo debería ver, varias veces en su vida, la galaxia donde estamos, nuestra galaxia, la Vía Láctea. Ahora sabemos que nuestra galaxia tiene forma de espiral barrada y que estamos en uno de los brazos más externos de ella, llamado brazo de Orión, y muy lejos del agujero negro supermasivo que se encuentra en su centro. Su aspecto visto desde nuestro planeta es como un flujo de una débil luminosidad en el cielo nocturno, constituida por muchas estrellas que no se pueden ver individualmente a simple vista.

Si pudiéramos ver la galaxia desde afuera veríamos un centro alargado, aterciopelado, amarillento y brillante, en forma de pelota de rugby, y a su alrededor un fino y aplanado disco de color azulado que gira sobre su centro. Esta banda borrosa y tenue de luz blanca visible durante las noches limpias sin Luna y sin contaminación lumínica artificial es nuestra Vía Láctea vista de perfil y toma su nombre de la mitología griega. El dios griego y mitológico Zeus tuvo un hijo ilegítimo con la mortal Alcmena y le puso por nombre Heracles o Hércules para los romanos.

Al conocer la noticia, la celosa diosa Hera, esposa de Zeus, trató de matarle con dos serpientes, pero el pequeño Heracles se libró de los reptiles. A los pocos meses, el dios Hermes llevó al pequeño hasta el Olimpo y se encontró con la mujer de Zeus dormida. Dispuso Hermes que Heracles mamara de la leche divina de Hera, y este lo hizo con tanta fuerza y brusquedad que la hirió, despertándose de inmediato y derramando el chorro de leche en la bóveda del cielo formando una mancha que cruza el espacio celeste en forma de “Camino de Leche” o Vía Láctea.Heracles se convirtió en uno de los mayores héroes míticos, con una fuerza sobrehumana y un gran vigor sexual.

Tuvo tres esposas y numerosas amantes, como buen hijo de Zeus que era. Dos de sus hitos más remarcables fueron hacer el amor con 50 hijas de Tespi en una sola noche, engendrando a hijos con todas ellas. El segundo acontecimiento fue más deleznable, ya que, en un ataque de locura, mató a su esposa e hijos con sus propias manos, acto que tuvo que expiar con 12 trabajos para compensar esos crímenes.

Algunos de estos 12 trabajos fueron matar al León de Nemea, matar la hidra de Lerna, un monstruo acuático en forma de serpiente de varias cabezas, robar las manzanas de oro del Jardín de Hespérides, y así hasta las 12 compensaciones.Todo apunta a que el semidiós Heracles está inmortalizado en uno de los capiteles del sector norte de la cabecera de la primera catedral, la Seu Vella de Lleida, y así también lo entendió el doctor en historia del arte Jacques Lacoste, en sus trabajos sobre las esculturas en la primera catedral leridana. En dicho capitel se ha esculpido un personaje joven y desnudo, con cinta en el pelo y una capa colgada en el brazo. Está tenso, porque por detrás le ataca un león que le muerde en la espalda (León de Nemea) y un animal serpentiforme de cuello largo (hidra de Lerna, el monstruo acuático en forma de serpiente) se le quiere comer una especie de fruto que bien podría ser una manzana (manzanas del Jardín de Hespérides), que el guerrero sostiene en la mano.

Esta iconografía parece querer representar tres de los 12 trabajos que Heracles debe hacer para redimirse.Este es uno de los capiteles más vistos y comentados de la Seu Vella leridana, realizado por los artistas del primer taller de los capiteles interiores, entre los años 1210 y 1230, aunque hay muchos otros igualmente relevantes, en el marco de la escultura monumental romana de principios del siglo XIII: el Atlante con la bóveda celeste a sus espaldas y en la que está incrustada la estrella pitagórica o pentalfa y que recuerda al fenómeno astronómico que ocurre entre Venus y nuestro planeta en ciclos de 8 años, y es que en el transcurso de esos 8 años existen 5 alineaciones entre Venus y la Tierra, formando una estrella de cinco puntas o pitagórica. Igualmente, se puede admirar el capitel con el rey David y el Caballero Victorioso, el Árbol de Jessé, los tres capiteles que se dedican a la leyenda del apóstol Jaime en Compostela, los tres Hebreos ante Nabucodonosor, adoración del Reyes Magos o Epifanía y así cientos de ellos.Cada imagen en piedra que hay sobre estos soportes escultóricos en los que se concentran las imágenes y llamados capiteles tiene una historia, una leyenda o algo que contar, y el visitante no puede apreciar su verdadera majestuosidad sin ver la imagen de cerca. El templo de la Seu Vella está repleto de obra de arte, de conjunto escultórico de gran entidad en las alturas de los capiteles y que es necesario potenciar y poner al alcance de los visitantes.Para comprender e interpretar esta joya arquitectónica y sugestivo patrimonio histórico-artístico que existe en el templo, es necesario disponer de elementos de difusión, tanto físicos como por visita virtual.Pantallas que permitan la localización de las piezas labradas en los capiteles, para poder identificar las esculturas, que hagan una descripción histórico-artística y que presenten la imagen a gran resolución resultan totalmente necesarias en el monumento más importante de la capital del Segrià.

En definitiva, es absolutamente necesario convertir en atractivo y accesible, para los visitantes, el patrimonio cultural de la escultura en los capiteles mediante técnicas museográficas si queremos exportar cultura al exterior y que nuestra Seu Vella sea un gran polo de atracción para el turismo culto.Imagínense entrando en el templo y que con un solo click pudiéramos acceder al capitel de Heracles, saber quién es, qué representa y que forma parte de la mitología que puso en el cielo para siempre la Vía Láctea.