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El viaje de ser una madre soltera

De izquierda a derecha, Phyllis, Frankie, Duke, Max y Sam Fox.

De izquierda a derecha, Phyllis, Frankie, Duke, Max y Sam Fox.FX

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Hay finales que dejan un sabor agridulce en su despedida, y la quinta y última temporada de Better things (2016) es uno de esos ejemplos. Para quien todavía no la conozca, esta longeva cocreación de Louis C. K.

(La gran estafa americana) y Pamela Adlon (El rey de la colina, Californication) gira en torno a Sam Fox, papel de corte autobiográfico interpretado por la propia Adlon, una actriz de Hollywood que debe criar por sí sola a sus tres hijas –Max (Mikey Madison), Frankie (Hannah Riley) y Duke (Olivia Edward)–. En esta quinta engrega, la trama se enfoca en la trascendencia de lo mundano y la preocupación de Sam por una serie de cuestiones existenciales como son el legado que dejará al terminar su carrera profesional, o incluso el devenir de su propia vida. Todo ello después de que Max emprendiera una nueva etapa lejos de casa, con Frankie en pleno proceso de autodescubrimiento de identidad de género, y con una ya no tan pequeña Duke entrando de lleno en la adolescencia.

Que su madre Phyllis (Celia Imrie) se esté deshaciendo de muchas de sus posesiones a causa de su avanzada edad solo advierte desde el principio de la idea de que esto está llegando a su final y que, en palabras de la propia anciana, “todo es efímero”. Pero a pesar de todas esas elucubraciones, como buena comedia dramática que es, Better things mantiene el equilibrio entre lo desgarrador y lo divertido, entre las alegrías y las dificultades de ser madre soltera, entre vivir el momento y la incertidumbre del futuro. En cierto modo, se trata de una serie que versa sobre aquellos lugares a los que llamamos hogar y las personas que dejamos entar en él.

Porque los personajes secundarios que han acompañado a Sam durante todos estos años también tienen su merecido reconocimiento y su momento para brillar antes de bajar el telón, como ocurre con el padre gay Rich (Diedrich Bader), quien en esta última entrega presenta su mejor trabajo en toda la serie. Quién sabe qué hubiera sido de esta historia si FX no hubiera prescindido de Louis C. K.

desde la tercera temporada, tras las múltiples acusaciones vertidas contra él por conducta sexual inapropiada. Lo que sí ha quedado más que demostrado es que Adlon ha sido más que capaz de convertir las tres últimas etapas de la serie en un espectáculo cargado de amor y ternura, capaz de conectar plenamente con las madres con hijas adolescentes desde una perspectiva tan emotiva como honesta con la realidad.

De izquierda a derecha, Phyllis, Frankie, Duke, Max y Sam Fox.

De izquierda a derecha, Phyllis, Frankie, Duke, Max y Sam Fox.FX

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