CRÍTICASENSE ESPÒILERS
Una atracción demasiado fatal
Basada en el bestseller Damage, escrito por Josephine Hart y publicado en 1991, la adaptación moderna escrita por Morgan Lloyd Malcolm y Benji Walters, y dirigida por el tándem conformado por Lisa Barros D’Sa y Glenn Leyburn (Good Vibrations, Eternamente enamorados), contiene la sutileza de una telenovela norteamericana y la esencia de un drama romántico, más cercano a Cincuenta sombras que no de la propia novela que la inspiró. Incluso muchos no podrán evitar compararla con la película homónima del libro, estrenada en 1992 y protagonizada por Jeremy Irons y Juliette Binoche, que sí cosechó un mayor éxito de crítica. La historia se compone de cuatro episodios cortos y gira en torno a William Farrow (Richard Hermitage), un neurocirujano que goza de una vida ideal al lado de su esposa Ingrid (Indira Varma).
Por otro lado, aparecen los hijos del matrimonio, Jay (Rish Shah) y Sally (Sonera Angel), quienes también viven una existencia plena de éxito. Todo empieza a torcerse cuando Richard conoce a Anna Barton (Charlie Murphy), la nueva pareja de Jay, quien no pierde el tiempo en mostrar su admiración hacia el neurocirujano —y tampoco es que este muestre ninguna señal de resistencia ante los halagos de la joven—. A partir de este momento, la serie comienza a hacer honor a su nombre y todo termina desembocando en una pervertida y desenfrenada carrera sin frenos por encontrarse, mientras sus vidas van saltando por los aires sin que ni ellos mismos se den cuenta.
Supongo que, debido a la escasa duración de la serie, no quedaba mucho espacio para desarrollar el porqué Richard llega a sentir tal atracción por Charlie en tan poco tiempo. No hubiera estado de más un poco de contexto, pero sí es de agradecer que Lloyd y Walters hayan tratado de superar el clásico estereotipo de la femme fatale que hoy en día no se aceptaría de la misma forma que en los 90. El problema de Obsession es que llega a tal punto de histeria que parece más una divertida comedia que no el drama que se supone debía ser.
Incluso en ocasiones da la sensación de que ni el propio Farrow se llega a creer su propio papel, y no termina de expresar su conflicto interno más allá de la agresividad en las escenas de cama. Como mínimo, debido al innegable hecho de que Armitage y Murphy son dos personajes atractivos, no serán pocos los fans que disfrutarán viendo a los protagonistas rozarse durante la mayor parte de las cuatro horas de duración del show.