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Salat, en una foto tomada en junio de 2019 en Cervera.

Salat, en una foto tomada en junio de 2019 en Cervera.X.S.

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M. Teresa Salat ha fallecido a los 77 años. Entusiasta, comprometida, capaz.

Sabía guardar una gran sorpresa cada vez que hablaba en público, lo que hacía que la gente saliera siempre de sus conferencias con una sonrisa en la boca y con un cachito más de la ciudad impregnado en su identidad. Salat hizo amar cada rincón de Cervera. De hecho nunca nadie puso en duda que, cuando tocaba presentar un relato de la historia local, aparecería el rostro de Salat.

Segura, se lo preparaba todo mil horas; asequible, la entendía todo el mundo; sensible, te miraba a los ojos y hacía que te identificaras con lo que decía; contundente, sus palabras resonaban por todo el auditorio insustituibles. M. Teresa Salat ha sido durante más de 3 décadas la voz de la historia del arte en la capital de la comarca.

Lo saben todos los que eran jóvenes en la Segarra en la década de los 80 y 90, cuando solo había instituto en Cervera y ella era la profesora. Lo saben los mayores. Salat tomó el relevo de Duran i Sanpere, a quien recordaba en cada conferencia.

Fue la primera directora del Museu Comarcal de Cervera de forma altruista hasta 2001, cuando tomó el relevo Carme Bergés; en el Centre Municipal de Cultura sus libros se ocuparon de reivindicar cada rincón de la ciudad, con cuentos infantiles como Viatge a l’origen de la Generalitat o Cervera, quina història, o con libros para mayores como la Guia històrica de Cervera, o el año pasado, el volumen gráfico dedicado a la parroquia gòtica de la ciudad. Con Salat la capital conoce cada detalle del Modernismo, de la Guerra del Francès, cada rincón de la parroquia desde las campanas del siglo XIV hasta los vitrales de Coli de Maraya, a Les Completes, cada altar o la misma Passió. Inauguró las visitas a los palacetes de la calle Major, fue pieza clave de Carme Bergés cuando se inauguraron las escenificaciones para dar a conocer la Casa Duran, en las visitas a la Universidad y su Paraninfo.

Gracias a ella sabemos la historia de cada uno de los 16 templos religiosos de Cervera. Salat estaba siempre. En el Centre Obrer, para hablar de la Guerra Civil; en el Centre d’Estudis Segarrencs, en el Fòrum l’Espitllera.

Fue quien defendió que la calle General Güell debía llamarse calle Guinedilda, mujer que fundo Cervera en el siglo XI y la primera calle de la ciudad con nombre de mujer. Propuso y consiguió que en 2021 se otorgará a La Cerverina d’Art el premio Sikarra. Era incansable y lo transmitía con todo su entusiasmo.

Su mano es clave para entender que la gente de Cervera lleva el patrimonio histórico en la sangre. Afrontó la última década con un cáncer doloroso que sólo podías constatar por la forma que andaba o en su rostro desencajado. Cuando le preguntabas por la salud, su respuesta era pura ironía: “Hasta que el cuerpo aguante, los médicos no se lo creen, pero yo lo tengo claro.” Su actitud era la misma: “Ahora vamos a hacer…”, “Me harías una foto de esta puerta que…” Es hija del histórico alcalde Joan Salat, pero para la gente es M.

Teresa Salat, una mujer con identidad propia, que no necesita recomendaciones, ni abuelos, ni ser hija de...

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