La vida te llama de nuevo, Crane

La última vez que vimos al icónico psiquiatra Frasier Crane (Kelsey Grammer) fue en 2004. Los más veteranos recordarán que, antes de gozar de serie propia, había sido uno de los personajes habituales que circulaban por el bar de Boston de Cheers (1982). Resulta poco sorprendente encontrarnos con otra secuela directa de un clásico de la televisión, entre otras revisiones como Padres forzosos (1987) o El príncipe de Bel-Air (1990), que además llegó a sumar 107 nominaciones a los premios Primetime Emmy junto a 37 galardones en sus 11 años de carrera en la NBC. Sin embargo, el esperado regreso a Boston del doctor Frasier durante la investigación de su nuevo libro se ve empañado por la ausencia de prácticamente todos los miembros del elenco original. Ahora, el eje central gira en torno a su hijo mayor, Freddy (Jack Cutmore-Scott), quien ha abandonado Harvard para convertirse, para lamento de su padre, en bombero –que en definitiva supone una vuelta a los orígenes para Frasier, ya que su padre era policía y tampoco entendió su decisión de dedicarse a la psiquiatría–. También hay un pub, pero en esta ocasión tampoco es Cheers, y entre los nuevos habituales de reparto se encuentran la desquiciada jefa del departamento de psicología de Harvard, Olivia (Toks Olagundoye), un antiguo compañero de universidad convertido en profesor de Harvard, Alan (Nicholas Lyndhurst), y Eve (Jess Salgueiro), la compañera de habitación de Freddy, quienes dejan un sabor agridulce para los más nostálgicos porque no son John Mahoney (Martin Crane), David Hyde Pierce (Niles Crane), Jane Leeves (Daphne Moon) y tantos otros que compartieron escenario con Grammer en la cinta original. También ha cambiado el liderazo detrás de la cámara, con los showrunners Chris Harris (Cómo conocí a vuestra madre) y Joe Cristalli (Life in Pieces) al frente del guion. Sin embargo, durante los nuevos 10 capítulos nos encontramos con algún que otro tributo al elenco clásico, como el homenaje a Mahoney al finalizar el episodio piloto –ya que el actor falleció en 2017–. “La vida te llama de nuevo”, recita Grammer en la versión actualizada de Tossed Salads and Scrambled Eggs que se reproduce en los créditos finales de cada parte, aunque ahora su vida esté enmarcada en el mundo académico, gire en torno a su hijo mayor y se eche –quizás demasiado– en falta a la mayoría de grandes personajes que le rodearon en los viejos tiempos.