¿Estamos siguiendo a los líderes equivocados?
(*) Executive HR Talent e Ingenio Leadership school
¿Te has preguntado alguna vez qué pasa si realmente estamos siguiendo a los líderes equivocados? Es una cuestión inquietante, ¿verdad? En una época donde las figuras de autoridad son tan visibles y a menudo veneradas, surge la necesidad de cuestionar no solo quiénes son esos líderes, sino también las cualidades que ensalzamos en ellos. Para empezar, consideremos qué es lo que comúnmente buscamos en un líder. Carisma, determinación, confianza, capacidad para tomar decisiones rápidas y efectivas… Estas cualidades, sin duda, son valiosas. Sin embargo, es esencial reflexionar sobre el impacto de estas características en el grupo. Un líder con un carisma desbordante puede inspirar y motivar, pero si sus acciones están centradas únicamente en su propio beneficio, las consecuencias pueden ser desastrosas para el colectivo. Tomemos el ejemplo del carisma. Es fácil quedar impresionado por alguien que puede encantar a una sala llena de personas. Pero, ¿qué pasa si ese carisma se utiliza para manipular en lugar de motivar? Este tipo de liderazgo, que podríamos llamar “ego-liderazgo”, no solo es insostenible, sino también perjudicial a largo plazo. Otro rasgo que a menudo ensalzamos es la confianza. Un líder seguro de sí mismo infunde una sensación de seguridad y dirección en su equipo. No obstante, la autoconfianza puede fácilmente convertirse en arrogancia si no va acompañada de humildad y autoconciencia. Un líder demasiado confiado puede desestimar las opiniones de los demás, ignorar advertencias y proceder con planes que no son viables, simplemente porque cree que siempre tiene la razón. Aquí entra en juego un principio clave: si transmites confianza, también generas confianza. Un líder que confía en su equipo no pretende controlarlo, sino escucharlo activamente y apoyarlo. Esta confianza recíproca fortalece la cohesión del grupo y fomenta un ambiente de trabajo más colaborativo y productivo. La toma de decisiones rápidas y efectivas es otra cualidad muy valorada. En situaciones de crisis, un líder que puede actuar rápidamente es crucial. Pero, ¿qué pasa cuando estas decisiones rápidas son tomadas sin la debida consulta o consideración del equipo? La falta de inclusión y colaboración puede llevar a decisiones mal informadas que no reflejan las necesidades y perspectivas de todos los miembros del grupo. Así que, ¿qué debemos buscar en un líder? En lugar de centrarnos exclusivamente en las cualidades individuales, quizás sea hora de enfocarnos en atributos que beneficien al colectivo. La empatía, por ejemplo, es fundamental. Un líder empático entiende y valora las experiencias y sentimientos de su equipo, lo que fomenta un ambiente de apoyo y cooperación. La capacidad de escuchar activamente es otra cualidad esencial. Los mejores líderes no son necesariamente los que hablan más, sino los que saben escuchar y valorar las contribuciones de los demás. Esta habilidad no solo mejora la moral del equipo, sino que también enriquece el proceso de toma de decisiones con diversas perspectivas. La integridad es igualmente crucial. Un líder íntegro actúa de acuerdo con principios y valores sólidos. La consistencia genera confianza y respeto, y crea un entorno donde todos se sienten seguros y valorados. Por último, la humildad es una característica que a menudo se pasa por alto pero que es vital. Los líderes humildes reconocen que no tienen todas las respuestas y están dispuestos a aprender de los demás. En conclusión, es esencial que reexaminemos a quiénes elegimos seguir y por qué. En lugar de dejarnos deslumbrar por el carisma o la confianza excesiva, deberíamos valorar cualidades que realmente aportan al colectivo, al equipo, a la organización y a la sociedad. El verdadero liderazgo no se trata de engrandecer al individuo, sino de empoderar a todos.