Claves del poder del liderazgo humanista
(*) doctoranda en educación, HRBP, Consultora en liderazgo directivo y desarrollo del talento, CEO de Ingenio, Leadership school& Executive HR Talent.
En un mundo empresarial complejo, globalizado y en constante cambio, el liderazgo humanista enraizado en tres atributos esenciales: humildad, humanidad y humor, tal como lo propuso el influyente académico y psicoanalista Manfred Kets de Vries, se revela como una necesidad imperiosa para los líderes del siglo XXI.La humildad en el liderazgo es la capacidad de reconocer que, como líderes, no tenemos todas las respuestas. En un entorno donde la agilidad y el conocimiento colectivo son fundamentales, el líder humilde es aquel que está dispuesto a aprender de su equipo, a aceptar críticas constructivas y a corregir el rumbo cuando sea necesario. La humildad no es debilidad, sino fortaleza. Es entender que liderar no es imponer, sino guiar y servir. Los líderes que adoptan esta cualidad crean una atmósfera de confianza, donde las ideas fluyen con libertad, y la innovación prospera.Los estudios nos muestran que las organizaciones que fomentan un liderazgo basado en la humildad tienen empleados más comprometidos, equipos más resilientes y mejores resultados a largo plazo. Un líder humilde no teme reconocer que el éxito es compartido, ni que los fracasos son oportunidades de crecimiento. Esta capacidad para aceptar la vulnerabilidad genera un ambiente de aprendizaje continuo, donde cada desafío es una lección para el futuro.El segundo pilar de este modelo de liderazgo es la humanidad, entendida como la capacidad del líder para conectar emocionalmente con los demás. En un contexto empresarial, donde a menudo se pone el foco exclusivamente en los resultados, los líderes humanistas desafían esta visión, priorizando la empatía, la comprensión y el respeto por las personas.La humanidad en el liderazgo no solo eleva la moral del equipo, sino que también fomenta la lealtad y la cohesión. Un líder humanista entiende que las personas no son meras herramientas productivas, sino individuos completos con necesidades emocionales, aspiraciones y retos personales. Este enfoque construye una cultura de confianza, donde cada miembro del equipo se siente valorado. Y cuando las personas se sienten valoradas, el compromiso aumenta, y el rendimiento se multiplica.Finalmente, el humor, un atributo que puede parecer a primera vista menos serio, pero en realidad es una herramienta poderosa. El humor permite a los líderes descomprimir situaciones tensas, relativizar los problemas y ver las dificultades desde una perspectiva más amplia. Un líder que sabe reírse de sí mismo y de las adversidades genera un entorno de trabajo más relajado y creativo.El humor bien utilizado es una forma de resiliencia. Ayuda a mitigar el estrés y a mantener a los equipos motivados incluso en tiempos difíciles. Además, rompe barreras jerárquicas y facilita la comunicación. Los líderes que son capaces de usar el humor de manera inteligente no solo hacen que sus equipos sean más felices, sino también más productivos. Como dijo el escritor Mark Twain, “el humor es la mayor bendición de la humanidad”. En el liderazgo, es la mayor arma secreta para el éxito sostenible.Los tiempos que vivimos exigen un cambio profundo en la forma en que lideramos. El liderazgo humanista es una invitación a repensar nuestro rol como líderes. Estos tres atributos no solo tienen el poder de transformar organizaciones, sino también de impactar positivamente en la vida de las personas que las conforman.Hoy más que nunca, los líderes deben entender que su éxito depende de la capacidad de cultivar relaciones basadas en la confianza y el respeto mutuo. Un liderazgo humanista, que inspire a las personas a dar lo mejor de sí mismas y que promueva el bienestar en toda la organización.