Trabajar menos, vivir mejor
delegado en Lleida del Colegio de Graduados Sociales
Desde su nombramiento como ministra de Trabajo y Economía Social en 2020, Yolanda Díaz ha venido manifestando su propósito de reducir la jornada laboral semanal de 40 a 35 horas. Si bien este propósito no tuvo cabida en la reforma laboral efectuada en 2022, recibió un nuevo impulso al incluirse en el pacto de investidura de octubre de 2023 entre PSOE y SUMAR. Casi un año después se mantienen las negociaciones entre gobierno, patronal y sindicatos, y la implantación de esta medida puede ser inminente.En España, las 40 horas semanales fueron una conquista de los trabajadores que se plasmó en su inclusión en el Estatuto de los Trabajadores. 44 años después, el Gobierno considera que España está preparada para afrontar una rebaja de las horas de trabajo sin ninguna merma retributiva.Las razones aducidas son diversas. Algunas son de una obviedad aplastante: mejorar la calidad de vida y la conciliación familiar de los trabajadores, y provocar un impacto positivo en la salud mental y física, mejorando el bienestar general al amparo de una menor carga de trabajo. Otras son más relativas, como es la adaptación a las nuevas realidades laborales en un contexto de evolución tecnológica. Es cierto que las nuevas tecnologías suponen un ahorro en tiempo de trabajo para algunos sectores, pero igual de cierto es que en el ámbito agrícola o en la hostelería –por ejemplo– esto no es tan perceptible. Y otras razones son más discutibles, al sugerirse que con esta reducción de jornada se conseguirá un incremento de la productividad –se dice que con menos horas los trabajadores estarían más concentrados y motivados, aumentando su eficiencia– y se creará más empleo.El concepto de productividad es merecedor de nuestra máxima atención, considerando la globalización de la economía y la competencia de los mercados, especialmente fuera del entorno europeo. La Directiva Europea sobre el tiempo de trabajo establece un máximo de 48 horas semanales, siendo esta la jornada vigente en Alemania, mientras que en extremo opuesto Francia tiene establecida una jornada laboral estándar de 35 horas semanales, si bien contempla la realización de horas extra hasta las mismas 48 horas. En España, se establece una limitación de 80 horas extra durante el año natural, y no parece que en las actuales negociaciones se pretenda variar esta cuestión.El propósito manifestado desde el Ministerio de Trabajo contemplaba una reducción a 38,5 horas semanales para 2024, si bien se antoja complicado implantar esta medida en atención al calendario. Cabe señalar que numerosos convenios colectivos vigentes ya contemplan una jornada inferior a las 40 horas semanales, y que esto ha sido fruto del acuerdo entre las partes firmantes. Uno de los reclamos de la patronal se refiere a una implantación gradual de estas medidas, respetando lo acordado previamente, y que permita al tejido empresarial adaptar sus plantillas a las nuevas exigencias, contando con la mayor seguridad jurídica durante el proceso. No podemos obviar que, en paralelo, se está diseñando un nuevo sistema digital de control del tiempo de trabajo, que pueda ser monitoreado en tiempo real por la Inspección de Trabajo.Los empresarios deberían contar con mayor flexibilidad para realizar una distribución irregular de las jornadas, considerando los picos de producción, y la dificultad para encontrar trabajadores cualificados para algunos perfiles. Cuestiones por considerar para que la medida consiga su feliz propósito sin merma de la productividad.