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Manuel García-Rulfo interpreta al abogado Mickey Haller. - NETFLIX

Publicado por
M.M. NOVAU

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La tercera temporada, estrenada el pasado 17 de octubre y basada en la novela The Gods of Guilt de Michael Connelly, mantiene la esencia de un drama judicial caracterizado por difuminar con maestría la delgada línea entre lo personal y lo profesional. “La justicia hiere”, reza muy adecuadamente el eslogan en el cartel promocional del regreso del abogado Mickey Haller (Manuel García-Rulfo) a los juzgados –y por supuesto el primer damnificado por su propio idealismo no es otro que él mismo–. En esta ocasión, la trama arranca con el asesinato de su amiga Gloria Dayton (Fiona Rene) y con un misterioso Julian La Cosse (Devon Graye) como principal sospechoso. Si una de las principales virtudes del show siempre ha sido el de mantener al espectador enganchado a la pantalla bajo el constante halo de duda que envuelve a los encausados, aquí nos encontramos con uno del que apenas sabemos nada y con el que difícilmente podremos llegar a empatizar. Salvo ese detalle, la estructura del guion sigue la tónica habitual de hilar múltiples subtramas que terminan cobrando todo el sentido al final de la cinta. Por ejemplo, la recuperación en esta entrega de un personaje como la fiscal Andrea Freeman (Yaya DaCosta) y el caso que se le asigna es, con diferencia, uno de los mejores motivos para esperar a ver cómo termina implosionando todo. Sin embargo, el papel de las mujeres en el grueso del metraje queda relegado a un muy injusto segundo plano, como sucede con Lorna (Becki Newton) y su examen de abogacía o la propia hija de Mickey, Hayley (Krista Warner), cuya implicación en uno de los casos debería haberle permitido también gozar de un mayor protagonismo en él. Mención aparte merece Izzy (Jazz Raycole), quien tras abandonar su trabajo como chófer de Mickey queda desterrada de las cámaras, incluso cuando empieza a realizar actividades como asistente legal. Una lástima, porque aunque la serie mantiene su interés y es una buena inversión de tiempo de ocio, se podría haber sacado mucho más rédito de todas esas historias secundarias. Mientras que a Haller siempre le quedará su flamante Lincoln Continental convertible azul de época, quienes se queden con hambre de más adaptaciones de la obra de Connelly pueden echar mano de las pesquisas de su hermano literario, el detective retirado Hieronymus Harry Bosch, en Bosch (2014) y Bosch Legacy (2022), cuya tercera parte ya se espera de forma inminente.

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