El aquelarre de Rice, desbordado
El imaginario literario de Anne Rice ha servido como fuente de inspiración para numerosas producciones audiovisuales. La más conocida, la película Entrevista con el vampiro (1994) –junto a su serie homónima, estrenada en 2022 y disponible en Amazon Prime Video–. Sin embargo, dejando aparte el intento de comedia Dos sabuesos en la isla del edén (1994), el resto de adaptaciones de sus obras –como La reina de los condenados (2002) u Orgullo de raza (2001)– no han gozado ni de lejos del mismo éxito que el del drama fantástico protagonizado por Brad Pitt (El club de la lucha, Sr. y Sra. Smith), Tom Cruise (Top Gun, Minority Report) y Antonio Banderas (La máscara del zorro, La piel que habito). Ese parece ser el mismo destino que depara a Las brujas de Mayfair (2023), cuya segunda temporada llegó a España el 16 de enero. Enmarcada en el denominado por AMC como Universo Inmortal, la trama gira en torno a Rowan Mayfair (Alexandra Daddario), una joven neurocirujana que descubre que es la heredera de un clan de brujos liderado por el patriarca Cortland Mayfair (Harry Hamlin). Como cabe suponer, la vida de Rowan da un vuelco de 180 grados y, aunque mantiene su rol como sanadora, sus nuevos poderes prevalecen en detrimento de sus conocimientos científicos. Michelle Ashford (Masters of Sex, The Pacific) y Esta Spalding (La clave Da Vinci, Falling Angels), creadoras del show, han confeccionado un guion creíble pero confuso. Si el principal escollo de la primera entrega fue el de presentar un mundo de reglas mágicas y conectar un enorme elenco en tan solo ocho episodios, en esta ocasión el metraje se ha visto desbordado por la inclusión de todavía más personajes –entre otros, la psíquica Moira Mayfair (Alyssa Jirrels), Gifford Mayfair (Thora Birch) como estrella invitada y Julien Mayfair (Ted Levine), el padre de Cortland, Carlotta (Beth Grant) e Ian (Ian Pirie)–. Centrarse en el conflicto entre Rowan y Lasher (Jack Huston), el antagonista de la obra, hubiera sido mucho más efectivo, aunque se agradece que los elementos de terror se hayan acentuado. Quizás, para los seguidores más acérrimos de la obra de Rice pueda resultar una entrega interesante dada la expansión de la historia –que seguirá creciendo en una más que previsible tercera parte–, pero para el resto de la audiencia puede que no suponga más que una decepcionante temporada con regusto a telenovela.