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FEDERICO BORGES

Liderazgo disruptivo y cómo desarrollarlo

(*) Federico Borges. CLO de Ingenio Leadership School & Executive HR Talent. Profesor asociado de la UdL

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El liderazgo disruptivo busca generar ideas originales, innovadoras, que abran un camino nuevo o que aporten soluciones novedosas a problemas o desafíos existentes.

Si adoptamos una mentalidad disruptiva identificaremos una oportunidad donde muchos verán un fracaso o una limitación, nos preguntaremos por qué estamos haciendo lo que hacemos, intentaremos encontrar una manera nueva de realizar procesos, o de pensar, o de actuar. Con una actitud disruptiva no tendremos miedo de cuestionar el status quo o de desafiar creencias establecidas. Y esa mentalidad nos llevará a experimentar, a aprender, a colaborar, a generar oportunidades, o productos diferentes, o servicios nuevos. Nos llevará a adaptarnos a los cambios del mercado, a ser competitivos o a diferenciarnos.

¿Cómo podemos liderar con una mentalidad disruptiva?

En primer lugar cuestionaremos lo que se ha considerado inmutable hasta ahora. ¿Cómo puedo, o cómo se puede mejorar este proceso o idea? ¿Qué pasaría si lo hiciéramos de otra forma? Busquemos explorar mejoras en lo que hacemos habitualmente.

En segundo lugar es esencial considerar que los problemas son una oportunidad de crecimiento antes que obstáculos, considerar que en el fallo o en la pérdida hay una lección que aprender.

Un elemento esencial en nuestra nueva mentalidad disruptiva es la curiosidad, fundamental para explorar posibilidades, aprender cosas nuevas, comprender tendencias y explorar tecnologías emergentes. El liderazgo disruptivo tiene una disposición abierta a oportunidades y soluciones nuevas, y facilita que su equipo se exponga a ideas y conceptos ajenos a su sector para promover conexiones o relaciones entre conceptos o situaciones sin relación aparente, ya que en esa conjunción se puede llegar a encontrar ideas o soluciones innovadoras.

Sin un entorno en el que todo se ponga encima de la mesa y todo se pueda probar no es posible innovar. La cautela puede ser adecuada pero un exceso de aversión al riesgo limitará la capacidad de experimentar, que es fundamental para la disrupción. Conviene que haya diversidad de perspectivas, sin una jerarquía rígida que sofoque las ideas y la exploración.

Atención: tan importante es desarrollar el concepto disruptivo como comunicarlo. Comunicar con claridad los beneficios de las nuevas ideas y de los casos de éxito hará mucho para reducir el miedo o la resistencia al cambio.

La disrupción puede aparecer si todo lo anterior se da, pero existe una condición fundamental: salir de la rutina. Tener como única prioridad el día a día puede impedir que nuestro equipo dedique tiempo a pensar, a debatir, a explorar. Por eso el liderazgo disruptivo asigna los recursos y el tiempo necesarios a sesiones o a encuentros de innovación. Es decir, el liderazgo disruptivo da la oportunidad y los medios para que se llegue a la idea innovadora.

Un apunte final: la mentalidad disruptiva no es caótica, no es caprichosa. Tras la experimentación vendrá una planificación meticulosa que establezca objetivos, etapas, roles definidos e indicadores de evaluación.

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