SEGRE
El más valiente entre mil

El más valiente entre mil

Creado:

Actualizado:

Existen escenas sobre la Segunda Guerra Mundial grabadas a fuego por su crudeza, su ferocidad, ese escalofrío que recorre el cuerpo y que acobarda con solo mirarlas. Ahí está el terrorífico desembarco en playas normandas de Salvar al soldado Ryan de Spielberg; el encarnizado combate en Cartas desde Iwo Jima de Eastwood; la muerte en Guadacanal de La delgada línea roja de Malick o los suicidas ataques nocturnos de la serie de la HBO The Pacific. Mel Gibson, más odiado que querido, a veces reconocido como actor, y bien situado como realizador, en Hasta el último hombre entrevera con precisión el drama familiar, la cándida historia de amor, con la más salvaje y brutal de las batallas cinematográficas. Gibson recurre a la historia verdadera de Desmond Doss, un hombre que por sus malos recuerdos y su religión se niega a empuñar un arma y aún menos usarla, y lo hace, presentándonos a un joven a la sombra de un padre amargado por los fantasmas de la guerra, para, posteriormente, llevarlo como voluntario a los campamentos militares cargados de testosterona, donde por su condición de objetor, se le prevé mucho sufrimiento, como aquel pobre soldado patoso de La chaqueta metálica, aunque menos inquietante, para, finalmente, fomentar la épica utilizando a ese soldado sin armas como ángel custodio, como el hombre que sacó a muchas almas del infierno. Y en esa guerra en Okinawa, lo cruel toma forma en cuerpos envueltos en llamas, en una sinfonía del horror, en la bestialidad en estado puro, esa que contradice a los hombres, y que Gibson, incluso con mensaje patriótico deja entrever, ya que con héroes o sin ellos, la guerra no es más que dolor.

tracking