SEGRE
El peso de un patíbulo

El peso de un patíbuloSEGRE

Creado:

Actualizado:

Dentro de la segregación racial que supuso el apartheid, Guardián y verdugo se centra en un hecho real, el asesinato de siete hombres negros a manos de un joven vigilante de prisiones blanco, un ser traumatizado que acompañó a todos los condenados a muerte a la horcaen un año, 1987, en que fueron ajusticiadas 164 personas en Pretoria (Sudáfrica).

Este escalofriante hecho le sirve al realizador Oliver Schmitz para trazar una película sobre un lacerante juicio que, aparte de mostrar lo irrefutable, una masacre evidente, entra de lleno en un proceso que deriva hacia un alegato contra la pena de muerte y hacia la defensa de un ser que ha habitado en un infierno dentro de la prisión, que ha tenido que ejercer de verdugo, soportar el miedo a la muerte en los ojos de las víctimas, en la estéril rebeldía de los condenados, en el peso y el ruido del patíbulo cuando descarga.

Una locura que a lo largo del juicio se intercala para dar una visión de los horribles hechos institucionalizados y de las atenuantes y agravantes que conforman la figura del procesado, defendido por un abogado al que Steve Coogan, alejado de sus papeles habituales, da vida con un tono reservado, grave, doloroso, en un caso que afecta lo personal y a todos los que se encuentran presentes en la sala. Guardián y verdugo es una película severa, de una verosimilitud que duele, pero carece del detalle, de la complejidad que supone ese laberinto y choque emocional en la mente del joven homicida, amén de la poca elaborada presencia de la ley ante la importancia de lo que dentro del caso se abre como cuestión principal, la situación real de aquel país.

Y aun con eso, resulta un film sobrecogedor.

tracking