CRÍTICADECINE
Arena, sol… y ellos
Mirando con perspectiva la serie televisiva Los vigilantes de la playa, es más recordada por las formas -literalmente hablando- que por el fondo, puesto que ya nadie recuerda la trama de ningún capítulo, pero sí al vigoroso David Hasselhooff y a la rubia platino Pamela Anderson, que en esta versión cinematográfica tienen sus correspondientes cameos. ¿Qué se le podía pedir a esta revisión tan insustancial como se preveía? Pues nada, Baywatch es lo que anuncia. Está hecha con un humor desastrado de mala comedia americana, con todos esos tópicos que buscan hacer reír a partir de situaciones bobas. Aquí se nos muestran playas donde habita parte de la fauna de yanquilandia, donde el recio Dwayne Johnson es la estrella, el salvavidas más popular de la zona, el que ha arrancado al mar miles de vidas, y que mientras forma nuevos vigilantes playeros, se mete junto con sus acólitos a investigar, dispuesto a desenmascarar una red criminal capitaneada por una escultural señora, pues la cosa va de eso, de músculo, curvas y pechamen. La película no elude su grosería, junto a ese muestrario de componentes del grupo, con el medallista olímpico resabiado y egoísta, las socorristas que corren por la arena a cámara lenta; el gordito memo que va de gracioso sin serlo, y el líder, esa mole que es Johnson, con tan pésimo oficio actoral. Carreras, explosiones, hostias para regalar, penosos momentos en los que se ponen serios, y golpes de humor sin gracia dentro de una historia que pulula entre la acción y la comedia, sin sobresalir en ninguna. Baywatch avanza decidida por el camino fácil, convirtiéndose así en un título ideal para aquellos que irán a verla sin esperar nada.