CRÍTICADECINE
¿Te gustan los payasos?
Payasos como Charlie Rivel, el Fernando Rey disfrazado de Zampo, los populares de la tele o aquellos hermanos Tonetti de un circo que siempre se me antojó triste, con fieras tristes, trapecistas tristes, payasos tristes, de los que ríen por fuera y lloran por dentro. Fellini en el magnífico documental Los Clowns, entre la nostalgia y la decadencia, recorría un tiempo de payasos olvidados, emotivo, pero sin despojarse de una atmósfera melancólica y apenada.
Stephen King, que le ha dado al cine una historia maligna tras otra, con It hizo de Pennywise un ser terrorífico tras su disfraz y globos de colores, la más cercana inspiración de aquel asesino en serie de nombre John Wayne Gacy, Pogo el payaso, que acabó con la vida de 33 personas en la década de los 70. Después llegó la miniserie de 1990 con un Tim Curry sembrando el terror y al que hacen frente un grupo de adolescentes que se hacen llamar Los perdedores.
La revisión firmada por Andrés Muschietti, que con Mamá dio cuenta de su eficacia a la hora de manejar emociones sombrías, perturba con la nueva presencia de ese cruel personaje que sonríe tras una capa de maquillaje, que pervive a través del miedo y que se oculta en las alcantarillas. It es una potente historia ya no solo por su perversidad, por su intención de dotar a un personaje típico en la memoria infantil de una crueldad sin límite, sino porque ofrece una visión del mundo juvenil poco optimista en un grupo de amigos que forman parte de familias disfuncionales que han de luchar en dos frentes distintos para vencer sus miedos. It también se ensambla con El cuerpo, escrita por King, y que Rob Reiner llevó a la pantalla bajo el título de Cuenta conmigo. Lo malo del It de Muschieti es que convierte esta primera parte de la historia en un constante abuso de una partitura que, unida a un tramo final excesivo, quitan peso a una de las pesadillas más aterradoras, la de un payaso asesino.