Dónde está el dinero

De atracos cinematográficos hemos visto de todo tipo, refinados y con estilo a la hora de sortear complejos sistemas de seguridad a base de elaborados planes, como también toscos y chapuceros, de esos trazados por mentes obtusas y maquinación torpe que van de lo cómico al drama y viceversa. Steven Soderberg ha vuelto a rodar y lo ha hecho con una película que domina de principio a fin, que dota a sus personajes de un carisma sin estridencias, componiendo una banda de ladrones que se pasean por el borde de la comedia sin pretender ser graciosos, y con ninguna vocación de arrancar la risa fácil. La suerte de los Logan tiene entre sus virtudes jugar al atraco perfecto cuyo éxito no garantiza nadie, robar todo el dinero –y es mucho- que se genere durante una importante carrera de automóviles, amén de elaborar un plan de fuga para un miembro de la banda. Papel que recae en un Daniel Craig que se quita el traje de James Bond, se tiñe de rubio platino y se lo pasa en grande en un clan compuesto por hermanos propios y por los Logan, cuya mala suerte es ya popular en la zona formado por Channing Tatum, obrero despedido, separado y con una hija, un hermano que perdió un brazo en Irak y que ejerce de camarero y la hermana peluquera y avezada al volante. Configurando así un atípico grupo que refleja una parte de la sociedad americana de a pie, esa que escucha a John Denver y su West Virginia desde la camioneta. La suerte de los Logan no cae en un complicado ejercicio fílmico que Soderberg domina. Se lo pasa bien y nos lo hace pasar bien y no incurre en hacer una película de atracos sin más, sino una de personas que tientan a la suerte.