Digamos que te quiero

A un servidor, la comedia romántica americana hace tiempo que le decepcionó. Tal vez porque corren otros tiempos, otros ámbitos, eso es ineludible. Incluso se podría decir y no me ofendería, que soy rancio con este género, pues tengo una marcada tendencia a las historias diseñadas por guionistas clásicos y dirigidas por maestros como Billy Wilder, Ernst Lubitsch, George Cukor o la elegancia de Gregory La Cava, y lo más cercano a la contemporaneidad se queda en Woody Allen y algunos títulos aislados al estilo de Cuando Harry encontró a Sally. Ahora es tiempo de Judd Apatow, guionista, director ocasional y productor de casi todo lo que lleve sello de comedia. Es un humor inmerso en una cotidianeidad habitada por gente muy calamitosa pero cercana, de la que te puedes encontrar en cualquier lugar, y esa proximidad le ha dado una entidad que puede gustar más o menos, pero que marca tendencia. Apatow produce esta comedia romántica en estrecha colaboración con el guionista, monologuista y actor Kumail Nanjiani, que ha tomado su propia experiencia de pakistaní, musulmán y con familia tradicional que todavía se rige por los matrimonios concertados, enamorado de una americana.

La película tiene estructura clásica, enamoramiento, enredo, drama –aquí una enfermedad de la chica–, rechazo y Happy End. Lo que sucede es que tras una indisimulada ñoñería hay afabilidad y espontaneidad, junto a una trama paralela con los padres de ambos que la hacen graciosa a ratos, conmovedora en otros, y sobre todo cordial. Comedia romántica al fin y al cabo, aunque creo que esta película gustará porque ya apenas recordamos otras mucho mejores. Así de claro.