El hombre que espera

Cortázar, Borges, Roa Bastos, ilustres escritores declararon su fascinación por la novela Zama de Antonio Di Benedetto, un exilio exterior e interior de un personaje complejo como don Diego De Zama, que a finales del 1700 ejerció de letrado del rey de España en las colonias más lejanas. Lucrecia Martel, una de las grandes cineastas del cine argentino, de mirada intuitiva, que carga sobre las imágenes tanta belleza como desolación y que no precisa de demasiado diálogo para encontrar los recovecos más profundos de sus personajes, no hace una película de época para glosar una figura con aura histórica ni arremete contra esa misma historia marcada a sangre y fuego, sino que penetra profundamente en la desilusión permanente de don Diego, de ese traslado a otro lugar que no le malgaste tanto el alma, traslado que se eterniza, que no llega, que desespera entre la calma y los sonidos recónditos, entre fantasmas y la muerte que trae la enfermedad de los barcos. Zama es una película difícil que te asombra, que te envuelve en el inaguantable fastidio de un ser que no logra girar su vida, que se estanca, que ralentiza las escenas tanto como las emociones, que pone de relieve que todo esta raído y gastado, como náufragos frente a un paisaje imponente. Que engarza tiempos distintos, de dilación, de campañas violentas y desesperadas para aliviar el tedio de un hombre solo, don Diego De Zama, al que el gran actor mexicano Daniel Giménez Cacho viste y desnuda, dejando que lo invada totalmente hasta convertirse en un personaje tan real que conmueve y afecta. Esa búsqueda del yo permanece, se hace dueña de la historia, se hace cine y, en su desordenada metafísica, absorbe.

ZAMA Direcció: Lucrecia Martel. Intèrprets: Daniel Giménez Cacho, Matheus Nachtergaele, Lola Dueñas. Cine: Screenbox Funatic. ★★★★✩