CRÍTICADECINE
El insulto: Un reguero de pólvora
Una nimiedad cotidiana, un pequeño incidente que desemboca en un insulto que bien podía quedar resuelto tan solo con una disculpa adquiere de forma absurda tintes de tragedia que deriva en un gran enfrentamiento que acaba en los juzgados y que se extiende como un reguero de pólvora a las calles, que despierta rencores y viejas cicatrices que todavía supuran odio y tristeza entre palestinos y la minoría cristiana libanesa. Esa historia reciente que martillea la conciencia de cada uno de los implicados, convirtiendo la intolerancia en defensa en ese Líbano crisol de etnias, con tensión palpable desde un tiempo sangriento que retorna a la memoria, y que vamos conociendo a medida que cada personaje queda expuesto a sus propios recuerdos, a su historia personal, que es la de muchos en esa encrucijada de resentimiento mutuo. El insulto pone de relieve con unas interpretaciones a flor de piel todas las taras y virtudes del ser humano, esas capas de animadversión aprendidas a través del dolor histórico y esa necesidad de descubrir el uno en el otro, razones gemelas para la tolerancia. Ziad Doueiri, desde una perspectiva realista e imparcial, utiliza con concreción una chispa mundana para poner en tela de juicio –nunca mejor dicho– el papel social, político, legal y de los medios de comunicación cuando los acontecimientos afectan a la familia, al honor, a los recuerdos, a sucesos escritos con sangre, otorgando vigencia a aquello de que no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere oír, aunque abre una vía de escape para devolvernos a una condición que nos rehabilite con capacidad para corregir estigmas del pasado.
EL INSULTO Dirección: Ziad Doueiri. Intérpretes: Kamel El Basha, Christine Choueri, Adel Karam. Cine: Screenbox Funatic. ★★★★☆