CRÍTICADECINE
Teoría del enredo
Jugar al despiste, enredarlo todo para que lo que parece perpetrado por una mente juguetona se torne real y darle la vuelta otra vez para que de nuevo parezca un entretenimiento manejado milimétricamente, aunque como estamos hablando de una comedia enloquecida se les vaya de la mano y se torne un contrasentido, un despropósito que al fin y al cabo es lo que alimenta a esta película cargada de insensatez para hacer reír al personal, algo que consigue por momentos, pero nunca en su conjunto. Noche de juegos habla de esas reuniones entre amigos -cada pareja con sus dilemas personales no resueltos- para pasarlas entretenidas con juegos de mesa, hasta la llegada del hermano supuestamente triunfador que prepara un pasatiempo más complejo y por ende arriesgado, y lo que parece un reto se convierte en un encadenado de equívocos, riesgos y persecuciones e huidas entre ese grupo de jugadores impenitentes y tipos de mala catadura en una noche loca. Aquí, todo se conjuga, el heroísmo accidental, la amistad formando un equipo de desubicados, la intriga y la acción al servicio del caos, y de por medio, preguntas y respuestas de carácter íntimo que entre tiro y tiro van despejando dudas. Los personajes circulan alrededor de la pareja central formada por Jason Bateman y Rachel McAdams, que visten bien sus absurdos personajes tal y como requiere esta comedia, y los demás tienen su tarjeta de visita a simple vista, desde el más tonto a la más lista, pasando por un vecino que no tiene desperdicio, un policía resentido que más que un guardián de la ley tiene más pinta de tipo sospechosamente demente. Lo dicho, un desmadre sin demasiadas pretensiones.
NOCHE DE JUEGOS Director: John Francis Daley. Intérpretes: Jason Bateman, Rachel McAdams, Kyle Chandler. Cine: JCA Alpicat. ★★☆☆☆