Deconstruir una saga

El amigo Ignasi Juliachs de La Vanguardia digital sentencia entre otras cosas muy acertadas sobre este spin off de la saga Star Wars –que parece que va por libre, pero que no deja de ser una rama más de árbol– que esta entrega no parece haber satisfecho enteramente a la crítica pero que no cabe duda que todos la verán. Y el hombre tiene más razón que un santo, porque existe la obligación por parte del crítico de verla, ya que forma parte de su trabajo, y del público, porque bueno, regular o malo es un espectáculo cinematográfico muy esperado. Desde que Disney compró los derechos a Lucas Films, la táctica a seguir es la misma que con las películas de superhéroes, exprimir el asunto ya sea en entregas globales o, como hemos visto con Rogue One y ahora con Han Solo, separando elementos, personajes y orígenes, deconstruyendo una saga, o lo que es lo mismo, el cuento de nunca acabar. Han Solo: Una historia de Star Wars nos remite a un granuja simpático en sus años mozos, o cómo un golfo de calle se va convirtiendo en ese héroe a su pesar con alma de pirata con buen corazón. De paso, se nos revelan detalles como por qué se llama Han Solo, cómo consiguió el legendario Halcón Milenario o cómo conoció a su compañero de aventuras, el peludo Chewbacca. El joven Alden Ehrenreich lo intenta, no cae mal –que ya es mucho–, pero a su personaje hasta le come la tostada el del incorregible Lando Calrissian, y sí, hay espectaculares asaltos y enfrentamientos, pero a fin de cuentas y resumiendo a este Han Solo le falta hacerse mayor, tener el rostro y la chispa de Harrison Ford, el de verdad, y todos los elementos que alimentan lo que llamamos nostalgia.

HAN SOLO Dirección: Ron Howard. Int.: Alden Ehrenreich, Emilia Clarke, Donald Glover.: Cine: JCA Alpicat, Urgellenc (Tàrrega, Vielha). ★★★☆☆