CRÍTICADECINE
El deseo clandestino
El realizador chileno Sebastián Lelio es un ejemplo de trayectoria profesional que ha sabido amoldar un estilo propio, y tras una serie de largometrajes como La sagrada familia, Navidad o El año del tigre, marcó referente con Gloria, el retrato de una mujer madura dispuesta a sacudirse manías, y con Una mujer fantástica, que rubricó una mirada hacia el interior del alma humana a través de una mujer transgénero en momentos difíciles, película que le ha valido a Lelio todos los premios posibles, incluidos el Oscar a la película de habla no inglesa. Ahora Lelio, con Disobedience, dirige otra historia sobre mujeres, pero lo hace desde la producción internacional. Sus espejos son en Disobedience Rachel Weisz y Rachel McAdams, que vienen a sumarse a esa extraordinaria galería de actrices que participan en su cine, como fueron en su momento Paulina García y Daniela Vega. Asistimos a una tercera entrega sobre mujeres nada habituales, diferentes dentro de mundos cerrados y ligados a contextos sociales que pretenden sin conseguirlo aislarlas. Aquí, una cerrada comunidad judía de Londres a la que regresa la hija del rabino recién fallecido, una hija que marchó lejos de la opresión tradicional y religiosa. El retorno, el reencuentro con sus dos únicos amigos que ahora son matrimonio, despierta el deseo que siempre estuvo encendido entre dos mujeres que reabren el romance interrumpido entre cicatrices morales. Fuerte carga sexual dentro de un hermético micromundo persiguiendo lo vital, a riesgo de un pulso narrativo seco e impermeable, entre el conflicto del drama y el valor de liberarse, de transgredir, de ser quien se es y no quien los demás quieren que se sea.
DISOBEDIENCE Dirección: Sebastián Lelio. Intérpretes: Rachel Weisz, Rachel McAdams, Alessandro Nivola. Cine: Screenbox Funatic. ★★★☆☆