En la puerta del infierno

La escritora Anna Seghers fue la memoria antifascista, la resistencia comunista en una Alemania que despertaba en el fanatismo nazi. Iniciada la guerra, su condición de judía y su apología política la llevó junto a su marido al exilio, a París, pero este fue internado en un campo de concentración y ella huyó a la ciudad portuaria de Marsella. Varada en un lugar amenazador, escribió Tránsito, y esa historia marcada por la incertidumbre, le sirve al realizador Christian Petzold para trasladar aquellos años de represión a nuestros días, utilizando una imagen actual, dando vigencia a lo que sucede hoy en día con los migrantes en un país hostil –mejor sería decir un continente– y a ese deseo de desembarrancar. Pero argumentalmente, la película transita por un tiempo pasado, la década de los 40, donde las actitudes represivas de aquel tiempo cobran casi idéntica semejanza, como si formasen parte de una misma situación que se repite en el tiempo. Este hecho convierte a En tránsito en una película extraña, donde un alemán huye de su país y se convierte en un desclasado, adoptando la identidad de un escritor muerto, mientras que la esposa del suplantado lo busca incesantemente por los rincones de Marsella. Hay una voz en off que narra situaciones y pensamientos, encuentros y desencuentros, burocracias y prórrogas para intentar salir de una situación límite. El romanticismo que desprende En tránsito no es el de los exiliados temerarios y animosos de las películas antiguas, los actos de valor viene dados por la sensación de pérdida, ese estancamiento convertido en tragedia cotidiana cuando se llega a saber que el infierno tal vez no sea el lugar, sino la espera.

EN TRÁNSITO Dirección: Christian Petzold. Intérpretes: Franz Rogowski, Paula Beer, Godehard Giese. Cines: Screenbox Funatic. ★★★★☆