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Lejos de los hombres

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100 DÍAS DE SOLEDAD

Cine: Screenbox Funatic


País: España. 2018.

Dirección: José Díaz, Gerardo Olivares.

Duración: 93 minutos.

Castellano.

★★★★
Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente; enfrentar solo los hechos de la vida y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida... Para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido”. Esta frase, que es el corazón mismo de este magnífico documental –película de no ficción sería lo correcto– se encuentra en las páginas del libro Walden, la vida en los bosques, de David Henry Thoreau, que vivió más de dos años en una cabaña en lo más profundo del bosque, adaptándose, utilizando los recursos de la naturaleza y, en solitario, reflexionar sobre la vida y la importancia capital que ejerce la naturaleza en nosotros cuando nos dejamos envolver por ella. José Díaz, un hombre con alma de explorador de los de verdad, con inquietudes, con las palabras de Thoreau como sagrada sabiduría aprendida y entendida, decidió vivir cien días aislado, solo, sin ningún tipo de conexión con el mundo habitado. Alejado de todo y de todos, incluso de los que más quería, sus hijos y su esposa, a los que a lo largo de este extraordinario trabajo de realidad salvaje bien filmada añora y le producen esos bajones morales tan humanos y sentidos. José Díaz crea empatía, tiene la sabiduría del que siempre anhela aprender de todo lo que le rodea, escucha el silencio y sufre y se congela con ese helado aire montañés, y hace suya una pequeña cabaña en el Parque Natural de Redes en Asturias, con un puñado de gallinas, un pequeño huerto y su aliado más apreciado, el caballo Atila, que mima y entiende en ese retiro para preguntarse y entender cosas de la vida entre la satisfacción de estar inmerso en un lugar de extrema perfección, pero duro y en ocasiones desesperanzador, que apela a la melancolía, a la añoranza y al recuerdo del hermano muerto. Pero en ese enclave salvaje, José Díaz no está ocioso, no solo medita y habla en voz alta para explicarnos sus momentos, sino que los graba, los expone con una lógica aplastante, y aprovecha la tecnología audiovisual para mostrar la incontestable belleza del lugar, la fauna que la habita y los millones de hojas que como los copos de nieve caen sobre una tierra libre del desembarco del hombre. Un trabajo que debería ser de obligado visionado para todos sin exclusión, ya que se trata de una epopeya personal que un hombre enamorado de la naturaleza ha querido compartir.
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