Cuestión de fe

Tocar los resortes de la fe, cuestionarlos desde la perspectiva de un hombre que ha visto el horror de las guerras como periodista, para posteriormente involucrarse hasta la médula en la personalidad y en la vida de una joven a la que parece que se le ha aparecido la virgen, desarrolla una historia compleja entre los diferentes puntos que conforman un hecho tan turbador.

La aparición es una más que interesante propuesta, tal vez excesiva no en su desarrollo, pero sí en su resolución, donde un hecho que se abre a varias bandas acaba en una definición distante. Al principio del film, un prestigioso reportero limpia de sangre una cámara fotográfica, la herramienta de su amigo muerto con el que ha compartido historias de desolación en diferentes frentes bélicos. Esa muerte ejercerá un gran peso en su moral, y un agudo dolor de oído quedará como mal recuerdo de su paso por el conflicto sirio.

Dada su reputación, su experiencia a la que se puede unir su postura de no creyente, su pragmatismo, el Vaticano le ofrece formar parte de un equipo de investigación en torno a una joven a la que se le ha aparecido la Virgen María en una pequeña localidad del sur francés, propiciando una peregrinación en masa, elevando a la joven Anna, novicia y protegida por los religiosos locales, a la categoría de elegida y envuelta en santidad.

El director, guionista y productor francés Xavier Giannoli escapa de intentar ofrecer una película con alma de best seller. Todo lo contrario. Trata el hecho con contención, lo acerca a lo terrenal sin abrir fisuras a lo ficticio, en gran parte gracias al personaje de Jacques Mayano –interpretado magníficamente por ese gran actor que es Vincent Lindon–, mucho más preocupado por el lado emocional de la joven, por su pasado, por sus amistades de orfanato, por descubrir la verdad sin dejarse llevar por mentiras piadosas, ni por negocios de merchandising religioso, ni por intereses varios, sino que en su conciencia impera lo humano, la verdad, en ocasiones no exenta de misticismo. La aparición es una película valiente, con frases para enmarcar, como aquella que pronuncia el obispo en el corazón del Vaticano cuando asegura que tanta opulencia ha alejado a la Iglesia de la humildad de Cristo.

Con algunas escenas de extraña belleza entre pasillos de convento y plumas que todo lo envuelven, o en esos fríos parajes donde parece que ha reavivado la fe, transcurre esta película que convierte un misterio mariano en una profunda revisión sobre nuestro dogma y en las formas de interpretarlo.