Desde el infierno

Con tantas películas y documentales sobre el exterminio, la barbarie, los campos de concentración nazis, imágenes que congelan la sangre mostradas por cineastas como Spielberg (La lista de Schlinder), Polanski (El pianista), Resnais (Noche y niebla), Lanzmann (Shoah) o Munk (Passenger), todas ellas importantes testimonios fílmicos de un tiempo de terror y muerte, puede crear cierta resistencia acercarse a la figura del prisionero catalán en Mauthausen Francesc Boix, dentro de una producción pensada y realizada aquí, y con Mario Casas metiéndose en la piel de Boix, un hombre que logró dar testimonio de la masacre creando una cadena para sacar del campo los negativos de las fotografías que mostraban las atrocidades cometidas, y tras la guerra, testificar contra aquellos asesinos en el proceso de Nuremberg y Dachau, hechos reflejados en el documental de Llorenç Soler Un fotógrafo en el infierno que se puede visionar a través de YouTube. Pues bien, El fotógrafo de Mauthausen es una película dignísima, utiliza su apretado presupuesto eficientemente, logrando crear sentimientos entremezclados de horror, rabia y pesadumbre hacia las victimas y sus verdugos. Cierto es que existen similitudes con otras producciones, como la muerte al estilo de American History X o en ese teatro de revista para presos y mandos similar al de ¡Ay, Carmela! No importa, estamos ante un trabajo serio y honesto sobre un hombre extraordinario, y en el que Casas demuestra con creces que es un magnífico actor. Un recuerdo que debe permanecer en la memoria sobre tantos héroes perdidos, que España, tan democrática ella, ni tan siquiera ha reconocido y honrado. Qué vergüenza.