original: Destroyer. Director: Karyn Kusama. Intérpretes: Nicole Kidman, Sebastian Stan. Producción: Estados Unidos. 2018. Duración: 123 minutos.
Erin Bell es una agente de policía de la ciudad de Los Ángeles alcohólica que pernocta en su coche. Demacrada y hastiada, lo ha perdido todo por las secuelas morales que le dejó un caso de hace veinte años en el que estuvo infiltrada en una banda criminal en la desértica California. Ahora, el líder de la banda vuelve a aparecer en escena y ella deberá volver a tener, de nuevo, contacto con los miembros que quedan, la única solución para saldar cuentas con los diferentes fantasmas que la atormentan desde hace dos décadas e intentar comprender cuáles fueron los motivos que la destruyeron dos décadas atrás. Un thriller policíaco ambientado en una ciudad de Los Ángeles dura y oscura, muy alejada del idealismo, y un personaje femenino con el que la directora Kary Kusama se aleja de los tópicos de Hollywood, mostrando a la actriz australiana Nicol Kidman con una transformación completa de su aspecto físico, una mujer de piel ajada, ojos ojerosos, pelo canoso y un cuerpo castigado que entra en contraste con la mujer despreocupada y natural que un día fue. A lo largo de dos horas de metraje, el espectador es testigo de una historia que se desarrolla en dos épocas y que permite ver, no una, sino dos transformaciones radicales de su actriz protagonista.
