SEGRE
En la carretera

En la carretera

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MULA

Cine: JCA Alpicat.


País: EEUU.

Dir.: Clint Eastwood.

Int.: Clint Eastwood, Bradley Cooper, Laurence Fishburne.

★★★★
Una de las escenas más auténticas del cine se admira en La balada de Cable Hogue de Sam Peckinpah, cuando la atónita mirada de dos veteranos sobrevivientes de una era ven pasar un automóvil por delante de sus narices. Ese era el fin de un tiempo clásico y la llegada de otro moderno. Con Mula, Clint Eastwood traza una historia con las cicatrices que han dejado los años a un hombre octogenario como él. Y no cabe duda que su eficacia a la hora de mostrarnos a un personaje en el que puede reflejarse a sí mismo adquiere gran dimensión.

Eastwood sabe mucho de la vida, de sus pliegues, de su anclaje a un tiempo vivido en un país que conoce palmo a palmo, como el personaje que retrata, un floricultor al que la era de internet ha arruinado su negocio, al que su vida llevada por impulsos le ha impedido lo que con el tiempo más a aprendido a apreciar: su propia familia, olvidada en las fechas más señaladas y que, ahora, en tiempo de ruina, le falta.

Cuando los huesos comienzan a torcerse, el estar distanciado de los tuyos conlleva a una carga moral nada soportable, como con su hija que ni le dirige la palabra –papel a cargo de Alison Eastwood, la real–; o su esposa, separada de él por sus olvidos; o su nieta, la única que cree en él pero que no le perdonará una más. Esa es una parte importante en la película, la de los afectos, la de arreglar sentimientos quebrados.

Otro punto destacable es la personalidad del viejo protagonista, un norteamericano de raíz, con todas sus virtudes y todas sus taras, dispuesto a ayudar a pie de carretera sin olvidar sus toscas formas, fiel a sus principios, como siguiendo la huella de aquellos tipos que cada vez tienen menos espacio en un mundo que cuestiona porque ya no entiende. Y finalmente, esa salida casi accidental a sus problemas al convertirse en conductor que transporta mercancía de un cártel de la droga, primero como una simple ‘mula’, después, como el mejor, la estrella a la que la DEA quiere poner las manos encima sea como sea.

Nada cambia sus rutinas, su control, su tozudez, y es ahí donde la película adquiere ese toque Eastwood, entre la gravedad de la situación, en su postura irreductible, y sus sentimientos llevados hasta las últimas consecuencias. Mula no es la mejor película que ha hecho, pero es una película de Clint Eastwood, toda una garantía porque es un maestro que sabe sacar del terreno que pisa lo más duro y lo más tierno, lo mejor y lo más amargo. Y siempre desde su propia óptica, desde su equivocada o no perspectiva de la vida.

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