CRÍTICADECINE
En la carretera
Cine: JCA Alpicat.
País: EEUU.
Dir.: Clint Eastwood.
Int.: Clint Eastwood, Bradley Cooper, Laurence Fishburne.
Eastwood sabe mucho de la vida, de sus pliegues, de su anclaje a un tiempo vivido en un país que conoce palmo a palmo, como el personaje que retrata, un floricultor al que la era de internet ha arruinado su negocio, al que su vida llevada por impulsos le ha impedido lo que con el tiempo más a aprendido a apreciar: su propia familia, olvidada en las fechas más señaladas y que, ahora, en tiempo de ruina, le falta.
Cuando los huesos comienzan a torcerse, el estar distanciado de los tuyos conlleva a una carga moral nada soportable, como con su hija que ni le dirige la palabra –papel a cargo de Alison Eastwood, la real–; o su esposa, separada de él por sus olvidos; o su nieta, la única que cree en él pero que no le perdonará una más. Esa es una parte importante en la película, la de los afectos, la de arreglar sentimientos quebrados.
Otro punto destacable es la personalidad del viejo protagonista, un norteamericano de raíz, con todas sus virtudes y todas sus taras, dispuesto a ayudar a pie de carretera sin olvidar sus toscas formas, fiel a sus principios, como siguiendo la huella de aquellos tipos que cada vez tienen menos espacio en un mundo que cuestiona porque ya no entiende. Y finalmente, esa salida casi accidental a sus problemas al convertirse en conductor que transporta mercancía de un cártel de la droga, primero como una simple ‘mula’, después, como el mejor, la estrella a la que la DEA quiere poner las manos encima sea como sea.
Nada cambia sus rutinas, su control, su tozudez, y es ahí donde la película adquiere ese toque Eastwood, entre la gravedad de la situación, en su postura irreductible, y sus sentimientos llevados hasta las últimas consecuencias. Mula no es la mejor película que ha hecho, pero es una película de Clint Eastwood, toda una garantía porque es un maestro que sabe sacar del terreno que pisa lo más duro y lo más tierno, lo mejor y lo más amargo. Y siempre desde su propia óptica, desde su equivocada o no perspectiva de la vida.