CRÍTICADECINE
Una mujer fantástica
Cine: Screenbox Funatic
País: Suecia.
Directora: Pernille F. Christensen.
Int.: Alba August, Trine Dyrholm, Björn Gustafsson.
Astrid Lindgren en su juventud –la película funciona a través de un flash back que hilvana perfectamente una vida vivida, admirada y admirable con una juventud compleja–, pese a que se le reconocía talento frente a una máquina de escribir cuando fue a trabajar al periódico de su pequeña localidad y fuente de sus hallazgos y sus miserias emocionales, no dejaba de ser el bicho raro del lugar, la inconformista, la insumisa, la que no seguía el tedio de los demás, la que iba por libre.
La realizadora Pernille Fischer Christensen aborda y centra más esta historia en los años en que Astrid se quedó embarazada con solo dieciséis años del director del rotativo, un hombre casado y con hijos, además metido en líos de separación de por medio –algo muy mal visto en aquella época– y pese a que por momentos se intenta huir del drama, algunos momentos lo son y de una contundencia tremenda, ya sea por ese hijo del que se debe separar por un tiempo, o por ese intento de contagiarla de temores sobre la responsabilidad de no manchar a la familia que trabaja las tierras de la iglesia, de sufrir las taras de los adultos siendo todavía una joven con ganas de descubrir otras cosas.
Pero dentro de toda esa penuria, de ese camino de aprendizaje de la vida, se muestra un mensaje preclaro, ese que nos manifiesta que a un trauma severo se le puede dar la vuelta y crear personajes que bien podían ser su yo interior, positivistas, feministas, libres de preceptos y disciplinas que no aportan dicha alguna.Conociendo a Astrid tiene esa fibra natural de las cosas verdaderas, no finge nada, te llega porque no juega con el artificio, que aquí venía como terreno abonado. Es una porción de recuerdos sobre una mujer avanzada a su tiempo que escribió cuentos llenos de fantasía y que supo colocarle al dolor el antídoto de la felicidad.