En este mundo

Hace cinco años, el realizador Nadav Lapid dirigió su segundo largometraje con idéntico título e idéntica historia en torno a una profesora de parvulario en Israel, cautivada, estimulada, absorbida y obsesionada por un niño con enormes dotes para la poesía, justo en un país constantemente en conflicto. Ahora, Sara Colangelo traza un remake con los mismos mimbres, pero desde una perspectiva diferente, con otras voces y otros ámbitos para mostrar las diversas lecturas que guarda este trabajo que rota entre la estrecha relación con ese genio de las palabras precoz, ese Mozart como ella misma lo define, que hay que proteger de un mundo que ha perdido en gran medida la reflexión, el espacio para la cultura, que se ha tornado superfluo y materialista, y donde el arte resulta más una rareza que una necesidad. Eso lo advierte en una vida rutinaria que no deja fluir su sensibilidad, en un ambiente familiar donde habita la incomunicación entre padres e hijos, y acudiendo a un taller de poesía para despertar en ella un ángel artístico que no posee y que encuentra en la figura de un niño que tal vez lo único que pretenda ser es eso, un niño.

Con un gran trabajo interpretativo por parte de Maggie Gyllenhaal, entre la euforia contenida y el dramatismo de sus actos, La profesora de parvulario avanza hacia territorios del thriller sin llegar a cruzar el umbral, se abre permanentemente a la ambigüedad, a ir desnudando cada rasgo de una personalidad insistente en la custodia de un ser indefenso ante unos tiempos que no tendrán sensibilidad alguna a la hora de potenciar su talento, porque entre los mensajes que esta película ofrece, está el de un mundo egoísta y deshumanizado.