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Crear y compartir

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VARDA POR AGNÈS

Cine: Screenbox Funatic


País

: Francia. 2019. Directora: Agnès Varda. Duración: 115 minutos.

★★★★
Tierna como una anciana que lo recuerda todo con una lucidez que la hace brillar evocando su vida y sus historias, que a su vez es historia del cine en esencia. De una sabiduría sencilla, abierta a todos, porque Agnès Varda amaba a las personas, a los objetos, a las playas, a la imagen como memoria viva; feminista y libre, cargada de sensibilidad y talento.

Agnès Varda, fallecida el 29 de marzo de este mismo año a los 90 años, realiza un testamento sincero y abierto a todos, tanto a aquellos que conocen su trayectoria como a los que la conocían poco, y les habla y nos habla de sus éxitos y sus fracasos, de su forma de entender la vida y el arte, de extractos de sus trabajos más representativos, de su intimidad, de su amor de toda la vida –el realizador Jacques Demy, que murió en 1990–, de su pasión que no fue otra que filmar personas y paisajes, calles y momentos, tanto históricos como comunes.

Esas películas maravillosas como Cleo de 5 a 7, rodada en tiempo real; Sin techo ni ley, sacando toda la rabia de Sandrine Bonnaire; Los espigadores y la espigadora, verdadera joya cinematográfica; Jane B. por Agnès V., en un juego cómplice con su amiga Jane Birkin, y así siguiendo una línea consecuente, profesional desde aquella Nouvelle Vague hasta el momento de sentarse frente al espectador y rememorar toda una vida, sus recuerdos y anécdotas, su manera de inspirarse, de crear, de compartir.

Varda, al filmar el documental Caras y lugares junto a Jean René, fotografiando hombres, mujeres y animales y convirtiéndolos en grandes murales por pueblos y rincones, seres anónimos que, sin embargo, guardan historias, logró en 2017 un reconocimiento actualizado, cautivó con esa dulzura de abuela culta y sensible abierta a nuevas técnicas, triste y alegre en el otoño de su vida, y el Oscar honorífico recibido ese mismo año la volvieron a colocar donde siempre estuvo aunque muchos no lo supiesen, vanita vanitatis, como dice ella misma cuando se muestran sus premios que se van ocultando bajo la arena.

Fue una excelente fotógrafa, de una sensibilidad enorme, realizó magníficas videoinstalaciones y documentales. Agnès Varda era una creadora infatigable, se movió entre dos siglos junto a grandes figuras de la cultura con mayúsculas, y con Varda por Agnès nos regala un epílogo delicado y afectivo, tranquilo como esas playas que adoraba, despidiéndose frente al mar, sin ruido, como solo saben decir adiós aquellos y aquellas que aún sin pretenderlo dejan una profunda huella tras de sí.

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