CRÍTICADECINE
Radiografía del rencor
QUIEN A HIERRO MATA
Innegable resulta que Paco Plaza se mueve perfectamente dentro del género del terror y es muy capaz de extraer de la cotidianeidad, como hizo con Verónica, un demoníaco ensayo sobre el miedo. Con Quien a hierro mata, sigue siendo inquietante utilizando algo que depura y controla, una mirada hacia la gente de a pie, concretamente hacia una persona común, bien instalada en su zona de confort, familiar y profesional, a la que un hecho puntual le remueve ese caldo de cultivo que ha estado siempre en sus rincones emocionales. La historia nos remite a Mario, un jefe de enfermeros de un geriátrico donde todo transcurre con normalidad hasta la llegada de un importante narcotraficante, enfermo y anciano, pero con su lucidez mental intacta. Un hecho trágico del pasado en los años 80 en Galicia, cuando la droga mataba y destrozaba familias, abrirá un dilema interior entre la ética y el rencor. Aquí hay sequedad y precisión en cada escena, una fotografía concisa y un duelo interpretativo intenso y enérgico donde Xan Cejudo –recientemente fallecido– da muestras de cuál es su rol y un Luis Tosar experto en dotar a sus papeles de certidumbre a cada rasgo de su rostro, a cada gesto, con esa capacidad de enfundarse el personaje hasta el alma, lo que convierte a Quien a hierro mata en un tormentoso thriller en el que la semilla de la venganza alcanza proporciones severas y momentos que congelan el aliento. Plaza tiene la cualidad de desasosegar sin necesidad de salir de una realidad, simplemente buscando en el interior del ser humano sus pliegues más ocultos, sabedor que todos llevamos dentro, pese a nuestra singularidad de gente corriente, un monstruo implacable.Dirección: Paco Plaza.
Intérpretes: Luis Tosar, Xan Cejudo, Enric Auquer.
Cines: JCA Alpicat, Urgellenc (Tàrrega).
★★★★☆