CRÍTICADECINE
El poeta y la nieve
EL HOTEL A ORILLAS...
Un reconocido poeta es invitado a pasar unos días en un hotel y pide a sus dos hijos, de los que se desentendió cuando eran pequeños, que lo vayan a ver pues tiene el presentimiento de la muerte cercana. Uno de los hijos es un cineasta que ha iniciado el camino del éxito, el otro está en vías de separación matrimonial. En el mismo hotel se aloja una joven cuyo amante casado la ha abandonado y es consolada por su amiga. Estos son los personajes de esta personal película del coreano Hong Sang-soo, cineasta de gran prestigio, un hombre que ahonda con sutileza por los rincones más profundos de lo afectivo, de las heridas del desamor, de la soledad, de las emociones cotidianas, de lo que muestran los silencios y esconden las palabras, todo ello plasmado con gran solidez narrativa. En El hotel a orillas del río los personajes se mueven por separado encontrándose de modo casual, formando dos historias distintas que se desarrollan paralelamente ante un paisaje blanquecino, nevado, gélido y donde la textura tiene un tono níveo, tanto si se observa desde el exterior como a través de las ventanas de un espacio en el que los diálogos cobran forma, donde se acumulan preguntas y respuestas, algunas de ellas que se diluyen como en un sueño, ese sueño que atrapa cuando no existe el tiempo. El director de la maravillosa En la playa sola de noche muestra a un hombre atraído por la belleza que tiene ante sí, como también sus fisuras anímicas, la vanidad que no nos sirve para nada, el desasosiego que produce el abandono, la búsqueda de una paz interior perdida que embriaga como el licor o el poema leído en una noche fría que, a su vez, marcará el final de las cosas vividas.Dirección: Hong Sang-soo.
Intérpretes: Gi Ju-bong, Kim Min-hee, Kwon Hae-hyo.
Cine: Screenbox Funatic.
★★★★☆