Como bola de nieve

Como una minúscula e insignificante bola de nieve que va girando sobre si misma pendiente abajo y va haciéndose cada vez más grande hasta alcanzar por acumulación unas dimensiones no controlables, altamente peligrosas. Así sucede cuando se utiliza como metáfora en la vida en torno a un hecho que no pasaría de pequeño escándalo, y si se prefiere de un acto socialmente mal visto, y que por una sucesión de acontecimientos deriva en un drama que escapa a la razón, que va involucrando y encadenando a personas en una espiral que parece no tener freno.

Los informes sobre Sarah y Saleem es una película que parte de hechos reales, y por ello se antoja todavía más infortunada al narrar una relación extramatrimonial entre un palestino y una israelí. Unos encuentros sexuales que se toman con cierta precaución, pero condenados por un simple golpe del destino.

El realizador Muayad Alayan se mueve entre esas dos partes divididas y enfrentadas social y políticamente, en una cotidianidad opaca, triste, de territorios controlados y de dos bandos irreconciliables.

Utiliza esa relación furtiva para activar una bomba de relojería emocional, para que los amantes sufran unas consecuencias durísimas sin querer entrar a enjuiciarlos, sino haciéndoles protagonistas de unos hechos que los va asfixiando, que los marcará ya no solo por pertenecer a un lado o al otro, sino por errores y equivocaciones tanto personales como de las fuerzas gubernamentales. Saleem, repartidor en una panadería, y su esposa embarazada tienen problemas económicos, así que no dudará en aceptar un trabajo de reparto nocturno que le ha conseguido su cuñado, sin saber prácticamente nada del material que cruza las partes en conflicto, hasta que es detenido por una acusación falsa que se convierte en algo mucho más serio, más severo.

Sarah está casada con un militar de alto rango israelí, un miembro que lucha contra el terrorismo en la zona, y que a través de una investigación llega con rabia infinita a conocer un tiempo de infidelidades.

La esposa de Saleem toma decisiones con gran honestidad dentro de esa vorágine en la que todo se entremezcla y que gracias a un guión sólido y preciso a cargo del hermano del cineasta, Rami Alayan, discurre frío y determinado hacia lo inevitable, mostrando así un ambiente opresor, donde todo está bajo sospecha, donde esa sensación de tristeza, de carencias, derivan en un complejo entramado, en una trampa de la que resulta prácticamente imposible salir indemne, dejando por el camino heridas abiertas.