CRÍTICADECINE
Los que pintan casas
EL IRLANDÉS
Una cámara avanza, cruza pasillos y estancias de una residencia de ancianos hasta llegar a un personaje senil que ya vive en el olvido y que nos comienza a narrar cuarenta años de la historia de una América mafiosa, poderosa entre las sombras, cruel e implacable que iba dejando en el fondo del río un arsenal de armas homicidas. Y quién mejor que un genio del cine como Martin Scorsese para detallar sin prisa, dominando cada secuencia, la historia de ese hombre que nos habla, Frank Sheeran, un camionero, frío veterano de guerra que por casualidad entra en el círculo del hampa de la mano de Russ Bufalino como sicario o, como ellos mismos definen en su diálogo cifrado, como pintor de casas, y también mano derecha del líder del sindicato de camioneros, el todopoderoso Jimmy Hoffa, enfrentado al clan Kennedy, y que desapareció sin dejar rastro, algo que El irlandés se dedica a revelar partiendo de la novela de Charles Brant Jimmy Hoffa. Caso cerrado, así como de los códigos de una organización que se movía por lealtades ilimitadas, amistad y presión, sentencias y ambición calculada, aún a costa de quedar expuestos ante su entorno más íntimo, familiar –la mirada de la hija de Sheeran (Anna Paquin), que todo lo adivina, es definitoria– y donde el remordimiento se mastica en soledad. Con unos actores extraordinarios que nadie va a descubrir a estas alturas, un De Niro en su salsa como asesino con conciencia de serlo, un Pacino desbocado como un Hoffa resistente y un Pesci reposado, calculador y letal, transcurre una historia que marca un punto referencial en las grandes películas de gángsters de un Scorsese sabio. Un legado que deviene indiscutible historia del cine.Dirección: Martin Scorsese.
Intérpretes: Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci.
Cine: Screenbox Funatic.
★★★★★