CRÍTICADECINE
La samaritana persistente
LAS BUENAS INTENCIONES
Como su título indica, está película está henchida de buenas intenciones y utiliza la comedia para entrar de lleno en una problemática muy seria: la de los inmigrantes y su inserción en sociedades como aquí la francesa. Ese tono cómico, en el que las situaciones se tornan por momentos en enredo, hace que la película en todo momento sea amable, en el que el enfrentamiento es inexistente, al menos desde la perspectiva multicultural, y donde inflige cierto castigo es en ese bienestar de unos y de sus ideas un tanto absurdas de la situación. El realizador Gilles Legrand pone toda la salsa en una directora y actriz de prestigio, Agnès Jaoui en el papel de una mujer asistente social vocacional, obsesionada por ayudar a los demás que imparte clases de francés a extranjeros, un grupo de lo más variopinto, amén de apoyar firmemente el hecho de que puedan sacarse el carnet de conducir. Lo que le sucede a esta buena samaritana es que su afán por ayudar a los demás le va haciendo perder perspectiva, de dejar sin pretenderlo a su propia familia en un segundo plano, en rivalizar con otra profesora que al fin y al cabo busca lo mismo que ella, dar una oportunidad a los demás. Jaoui pone experiencia y logra que lo políticamente incorrecto sea gracioso, una normalidad que hace que se ganen enteros a medida que se desarrollan los acontecimientos y que no cae ni en la compasión, eso sí, no exenta de cierto sentimentalismo en su tramo final. Crisis existencial, reflexión sobre la propia vida y saber repartir querencias es base y fundamento de una película que dice muchas cosas sin pretender ser trascendente, buscando la sonrisa, lo afectuoso, lo que nos hace ser mejores y más humanos.Dirección: Gilles Legrand.
Intérpretes: Agnès Jaoui, Alban Ivanov, Claire Sermonne.
Cine: Screenbox Funatic.
★★★☆☆