El depredador cazado

La carrera del realizador Jay Roach, responsable de las entregas de Austin Powers, y más especializado en el género cómico, se ha ido decantando por un cine puramente político, tanto desde un contexto histórico, como All the Way (2016), en torno al presidente Lyndon B. Johnson y la ley de Derechos Civiles en la década de los 60; como en El juego del cambio (2011), mostrando las elecciones presidenciales entre Obama y McCain y la aparición en escena de la ultraconservadora Sarah Palin; o Trumbo, la lista negra de Hollywood (2015), en torno a la ‘caza de brujas’ del senador McCarthy en la industria del cine en los años 40 y en el acoso y derribo de uno de los grandes guionistas de la época, Dalton Trumbo.

Ahora, Jay Roach se centra con El escándalo (Bombshell) en uno de los mayores casos de abuso sexual de un poderoso personaje, un intocable de la información como Roger Ailes, creador del canal Fox News, de la poderosa cadena conservadora de Rupert Murdoch.

La historia es atrevida, pues no juega a mostrar personajes ficticios sino un hecho que levantó ampollas en tiempos en que Donald Trump aspiraba a la Casa Blanca y que sirvió en buena parte para echar a andar el movimiento #MeToo.

La película se centra en tres personajes femeninos de la cadena, presentadoras que fueron objeto de presión por parte de un depredador inteligente, calculador, amenazante, que bajo su aire de tutelaje durante años utilizó a un buen número de mujeres para satisfacer sus instintos.

A nivel narrativo, El escándalo avanza hacia una sola dirección y se va tejiendo a medida que se acorrala a un hombre con todo el poder a su alcance.

Pero es en ese mismo enjambre dentro de la irreductible Fox, el temor a la represalia y en una lucha desigual, cuando la película en ocasiones pierde esa fuerza que emana de la rebeldía de una de las víctimas de Ailes cuando decide llevarlo a pleito, cuando lucha por destapar y hacer visible a este monstruo, así como del papel que juega una veterana presentadora que sufrió acoso años atrás, y una joven que es la última en vivir esa pesadilla. Eso quiere decir que son las tres actrices, Kidman, Theron y la joven Robbie, las que elevan el film gracias a sus interpretaciones cuando el guion comienza a trastabillar, sin olvidar a un veterano John Lithgow, portentoso en un rol de malsana personalidad.

Otra muestra más de un cine atrevido a la hora de hacer crítica y mostrar heridas y cicatrices políticas o morales. Algo que choca frontalmente con el establishment americano.