Matar a un ruiseñor

Cuestión de justicia País: EEUU, 2019. Director: Destin Cretton. Intérpretes: Michael B. Jordan, Jamie Foxx, Tim Blake Nelson. Cine: JCA Alpicat.

En 1962, el realizador Robert Mulligan adaptó al cine la famosa novela de la escritora Harper Lee Matar a un ruiseñor. Una película extraordinaria sobre un ciudadano de color en un pequeño pueblo de Alabama con marcas racistas a flor de piel, acusado injustamente de violar a un mujer blanca, y su defensa por parte de un abogado íntegro como era aquel Atticus Finch interpretado por Gregory Peck, enfrentado a una sociedad segregacionista y cerrada vista también a través de los ojos infantiles de los hijos de Finch.

Era una historia de las tierras del sur, con profundas raíces de odio. Un lugar injusto, arbitrario y amenazante tanto para los habitantes de raza negra como para aquellos que osaban protegerlos.Cuestión de justicia se acerca mucho a aquella historia y nos lleva al mismo lugar, a la Alabama de la década de los 90, donde todavía estaban bien presentes los estigmas de la segregación racial como una herida que no cesa de supurar. A ese escenario llegará un joven abogado licenciado en la prestigiosa Universidad de Harvard, un afroamericano que ha podido estudiar en tan selectivo lugar habiendo salido de la nada. Renunciando a trabajos más lucrativos, su vocación será dar visibilidad a los condenados en el corredor de la muerte, montando una oficina de asistencia gratuita junto a una activista de los derechos civiles.

El caso más relevante de este jurista será el de demostrar la inocencia de Walter Johnny D McMillian, un sencillo trabajador maderero negro acusado de asesinar a una joven blanca.

Basada en hechos reales, Cuestión de justicia se interna en los considerables errores de la causa, en un expediente que confirma a simple vista la manipulación, la falsedad de pruebas y testimonios, la rabia del aparato legal hacia un hombre negro y, por ende, hacia todos los de color que se encuentran esperando su ejecución ya que son abrumadora mayoría.

Una lucha desigual en un proceso judicial con todo el aspecto de farsa y la tenaz batalla contra lo imposible marcan una película que reconstruye todo un estudio sociopolítico sobre una estructura legal injusta y partidista, convirtiéndose en un alegato contra el racismo y la pena de muerte, alcanzando momentos verdaderamente emotivos y unas interpretaciones que respiran autenticidad, convirtiendo a Cuestión de justicia en otro ejemplo que demuestra que el cine es una herramienta muy válida como amplificador crítico para sacudir conciencias contra causas inaceptables y lamentablemente todavía plenamente vigentes.