La culpa ajena

El cineasta François Ozon tiene oficio. Sabe dirigir a los actores y eso lo pudimos comprobar en el elegante y pasional drama “Franz” o liderando a un nutrido grupo de actrices con mayúsculas en “8 mujeres”. Ahora se aventura en la comedia con aires de vodevil y adapta una obra teatral firmada en la década de los 30 por Georges Berr y Louis Verneuil con una trama desarrollada en la misma época donde un asesinato moverá intereses varios, sobretodo en dos amigas, una abogada y otra aspirante a actriz que verán la oportunidad para salir de una situación económica paupérrima.

De este modo, la joven actriz será acusada del crimen de un gran productor teatral y en el posterior juicio, no negará los hechos aunque apuntando hacia la autodefensa, hecho que la salvará de ser encarcelada, convirtiéndose en el centro de atención mediático y alcanzando el sueño de la fama y el éxito.Ozon, con la teoría del falso culpable, refresca esta comedia con personajes variopintos, desde un juez nefasto, pasando por un aliado que se ha lucrado con la susodicha muerte, hasta llegar a una vieja gloria del cine mudo que reclamará la autoría del suceso y su parte del pastel -con una Isabelle Huppert desbordante-.“Mi crimen” es un retrato jocoso de una sociedad egoísta, manipuladora, interesada y dispuesta a mentir si la falsedad tiene algún tipo de rédito. Muy bien ambientada y con un ritmo que no tiene pausa, se agradece que esta película despierte la sonrisa, y eso ya es mucho.