CRÍTICADECINE
La vida al pasar
La trama nos expone su adolescencia enamorada, su madurez, casado con una mujer que no es su amor platónico; un amor regido por extraños códigos, sus encuentros y despedidas, sus recuerdos y sus sensaciones como un ser que ha vivido lo suficiente.Francesca Archibugi se instala en el melodrama emocional y lo envuelve en unos espacios que se hacen reconocibles, en una familia burguesa que no se soporta pero que es incapaz de romper vínculos y donde lo afectivo gravita siempre en los pequeños detalles. Su original planteamiento se refuerza con unos actores poderosos, como es el caso de Pierfrancesco Favino, seguramente el mejor del panorama actual del cine italiano, por Bérénice Bejo, la polaca Kasia Smutniak y por el gran Nanni Moretti. Solamente señalar que el tramo final recuerda, y mucho, al de “Las invasiones bárbaras”, la película canadiense de Denys Arcand.
Pero tal vez eso solo sea una simple casualidad.