CRÍTICADECINE
Asuntos de familia
Una mansión desolada donde les espera una ama de llaves casi testimonial y un peculiar notario que les informa de la última travesura del progenitor, dejando pistas sobre cómo quiere que sea su entierro. A partir de ahí, se origina ese mecanismo de patéticas alianzas, de defensa y ataque a todas bandas,y el disparate como resultado de situaciones inverosímiles.Cada hermano tiene en su vida personal su propia cruz. Ninguno está en una posición que le permita mantenerse centrado, sin nervios a flor de piel, algo que provoca el sainete con golpes cómicos -unos más logrados que otros-, y sobre todo la exasperación que transita a lo largo de toda la película.“La fortaleza” tiene en el personaje del notario interpretado por Fernando Tejero su punto más chocante y raro, y la sombra del padre y su plan para, incluso post mortem, seguir fastidiando a sus hijos resultan lo que da sus mejores momentos a una irregular propuesta que no funciona como un producto sólido y sin fisuras, sino que entre lo absurdo y extraño de la trama que se teje, va quedando aislada su continuidad argumental con algún golpe inesperado, que al menos ayuda en parte a que la cosa no se derrumbe.