CRÍTICADECINE
El héroe se jubila
Indiana Jones y el dial del destino nos muestra como trama de la historia un artefacto creado por Arquímedes, el inventor y matemático griego, que en manos perversas puede devolvernos al horror.No es Steven Spielberg el que dirige esta entrega. Es James Mangold y sale muy bien parado del encargo, pues este espectáculo visual no pierde ritmo. Es una película acelerada, con pocos achaques, guarda en todo su metraje el espíritu del cine de aventuras, de los grandes héroes a su pesar, buscando y descifrando esa pieza arqueológica que puede cambiar el sino de la historia, con permiso del villano de turno, aquí un Mads Mikkelsen hierático, perfecta representación del mal sin apenas despeinarse.Mangold nos ofrece un compendio del Indiana Jones puro, joven y viejo, encantado y desencantado, ágil y achacoso en esta su última y lúcida aparición para no olvidar, porque Harrison Ford será siempre el dueño de una cazadora de cuero, un sombrero y un látigo.
Al menos mientras el cine siga siendo cine.