CRÍTICADECINE
Amor de madre
Tal vez por eso el argumento de esta película de terror que transita por los arquetipos más rutinarios del género se centra en una mujer que, tras haber perdido un hijo en un embarazo difícil, vuelve a estar encinta aunque un accidente casero la obligará a guardar reposo absoluto durante los dos meses que faltan para que dé a luz. Todo sea dicho, la joven no para quieta y carga con ese trauma que le sobrevino tras la muerte de su criatura y que, para que todo transcurra sin sobresaltos, el matrimonio decide irse a vivir a una casa en mitad de la nada. Esa es la primera regla que no hay que cruzar, y más, como suele ser habitual, cuando en aquel caserón sucedieron hechos nefarios y trágicos.
En una cuenta atrás para el parto, se van sucediendo hechos sombríos, y asistimos a una especie de libro de manual de lo que puede suceder, como poner cámaras en un cuarto -eso a los fantasmas les chifla-, darse cuenta de que algo hay bajo la cama, que te observan desde el interior de un armario, que surgen apariciones infantiles avisando de un peligro inminente, tal vez otra madre que desea lo mismo que el personaje principal, y todo un calvario que deberá soportar, entre la locura y lo real, esta embarazada sin reposo.La mexicana Melissa Barrera, que ya tiene experiencia en el género de terror por sus apariciones en las ultimas entregas de Scream, hace lo que puede junto a un reparto gris, anodino, dentro de una película que adquiere su tono más demencial en sus últimos minutos, mezcla de horror de tercera y relamida espiritualidad.En definitiva, un film ideal para un videoclub, en caso de que hubiesen sobrevivido.