CRÍTICADECINE
Sobredosis de rosa
Cabe decir que su discursivo mensaje resulta falto de profundidad, quedando solo en la superficie razonamientos revestidos de intensidad. La película se inicia con una parodia de aquel 2001: Una odisea del espacio –si Kubrick levantase la cabeza se nos vuelve a morir–, y nos muestra la artificialidad en estado puro en Barbieland, donde todo se repite, donde todo es rosa, donde la tontería campa por doquier, con las muñecas humanizadas haciendo su papel de eso, de muñecas, y los Ken, de segundones idiotizados.Cuando surge un cambio en la Barbie perfecta a causa del descontento vital de una persona del mundo real, la famosa rubia decidirá ir a ese mundo nuevo para ella junto a Ken. Pues bien, ese viaje se convierte a la vuelta en una lucha de sexos, en un golpe de estado patriarcal y burdo, y en una revolución matriarcal con mensaje para poner las cosas en su sitio.En Barbie todo está calculado y su directora Greta Gerwig –responsable de títulos como Lady Bird o Mujercitas– añade gotas de un feminismo de manual, aunque lo que prevalece es un trabajo de marketing brutal y una monumental campaña publicitaria de Mattel.
Estando así las cosas, ¿para cuándo el estreno de Barriguitas de Famosa? A lo mejor hasta cuela.