CRÍTICADECINE
La vida en los márgenes
O CORNO
★★★✩✩
Existe un cine rural español tan descarnado, tan áspero y triste en su desarrollo, que al final se ha convertido en una seña de identidad, en un modo de mostrar la vida en los márgenes, dura e inclemente pero a su vez tenaz, sufrida pero perseverante. O corno pertenece a ese tipo de películas en las que el entorno forja gentes talladas en madera. La directora vasca Jaione Camborda ha llevado hasta Galicia una historia de sufrimiento y liberación, una crónica con acento femenino enmarcada a principios de los 70 en la isla de Arousa, una época gris, de contrabando nocturno, de secretos que todo el mundo conoce, de trabajo cargado de fatiga, un lugar donde parece que el tiempo se ha quedado estancado. María ayuda en los partos pero una tragedia la obligará a huir e intentar llegar hasta Portugal.O Corno es un viaje sin artificios. No hay nada hermoso que destacar. Es la vida descarnada, injusta, siempre temerosa, pero también es una historia de solidaridad entre mujeres que por diversas situaciones las han puesto en el lado marginal, en la constante necesidad de salir adelante. Esta es una película con sabor a tierra, honesta; coloca a su protagonista en situaciones desesperadas, pero a su vez, le otorga fuerza. Un retrato absolutamente femenino que mira de frente. Asimismo, O corno muestra imágenes magníficas, dominio de los parajes por donde transcurre la trama, momentos serenos, de observación de la vida natural con esas vacas cruzando el río, de ese campo de trigo, del trabajo duro, de sexo nocturno entre maizales, todo ello confluye y forma esa mirada hacia la mujer, hacia una mujer que la actriz Janet Novás hace suya, creíble, que habla en sus silencios, una mujer fuerte, que te hace sentir, que entendemos.Tal vez existe cierto estancamiento en algunos momentos, un exceso de alargar momentos que fatiga en esa intención de hacerlo casi en tiempo real, pero esos intervalos quedan en un segundo plano cuando prevalece ese mensaje cargado de veracidad que desprende esta película, ganadora de la Concha de Oro a la mejor película en el recientemente clausurado Festival de San Sebastián, y Jaione Camborda la primera mujer en conseguirla. Algo que se ve como un hito, aunque lo cierto es que las directoras de cine se van imponiendo en este mercado de hombres que es el cine, y lo hacen con talento, deslumbrando y sorprendiendo a propios y extraños, reivindicando su lugar, ese lugar del que nunca tenían que haber sido relegadas ya que son ellas las que nos ofrecen gran parte del buen cine actual.